La turra que nos dan cada día y desde hace años con el emprendimiento ha calado tan hondo en la sociedad que hasta los piratas se han convertido en emprendedores. Los taxistas ilegales ya se están organizando para la temporada que amenaza con adelantarse de nuevo. Están creando redes al modo de Uber o Cabify para poder llegar a todos sus potenciales clientes aprovechando sus hilos de Whatsapp. Es un paso más en un negocio para el que desde hace unos años utilizaban ya las redes sociales. Y ofrecen todos los servicios. Podrán recoger a sus clientes cuándo y dónde les pete, pasándose por el forro la ley de regulación de las VTC que hoy mismo tiene previsto aprobar el Parlament balear. A los piratas les da igual lo de los tiempos de espera, que para eso son piratas y van por delante de todas las regulaciones. Y su negocio sigue creciendo porque el pastel es tan grande y el control tan escaso que cada vez hay un pedazo más jugoso para ellos. Ya están fijando las tarifas en sus redes y además ofrecen servicios alternativos, como proveer de drogas a sus clientes en caso de necesidad. Están tan bien organizados y son tantos que las instituciones insulares parece que ya no saben si perseguirles o darles el premio a los emprendedores del año.