La inestabilidad de la zona y los acontecimientos acaecidos en los países ribereños del Mediterráneo por el terrorismo islámico entre 2014 y 2017 y la inseguridad global en la zona sumieron a países como Turquía, Egipto y Túnez, tres importantes destinos de sol y playa a menos de tres horas de vuelo de Centroeuropa, en una profunda crisis para su sector turístico y su economía. El turismo familiar y de clase media que acudía a estos países buscó zonas más seguras de sol y playa en el Mediterráneo occidental y norte de África. Esta situación convirtió de repente a España en un destino perfecto y más asequible para los turistas del norte y Centroeuropa que buscan, ante todo, paz, seguridad, diversión y garantías para sus vacaciones. Las costas y las islas españolas eran sitios seguros, atractivos e incluso más cercanos, lo que propició una fuerte demanda del mercado de viajes hacia nuestro país.

Esta inesperada coyuntura geográfica ajena a las circunstancias y avatares del turismo convirtió a España en 'destino refugio' y permitió a la industria turística española lograr cifras récord varios años consecutivos entre 2014 y 2017 sin que se hubiese hecho nada importante o destacado para ello. A este fenómeno se le llamó 'turismo prestado' aunque un alto representante del turoperador alemán Thomas Cook lo recalificó como 'turismo regalado' hace unos días en los encuentros profesionales con hoteleros y autoridades de Baleares en la Feria de Turismo de Berlín (ITB). Los mayores beneficiados de este turismo regalado han sido las Islas Canarias, por su larga estacionalidad y buen tiempo a lo largo de todo el año, las Islas Baleares, la Costa del Sol y Andalucía.

En el caso de Baleares y Eivissa, en concreto, esta coyuntura geopolítica favorable supuso un aumento considerable de la afluencia de turistas de toda Europa en el último lustro con temporadas récord de visitantes y un incremento del gasto medio por turista, apoyado por el crecimiento de la oferta del turismo de lujo en la pitiusa mayor. Este fenómeno de masas ha sido menor en Formentera por su formato de turismo receptivo italiano y su apuesta por diversificar mercados en los últimos años.

Todos los sectores implicados en el turismo (hostelería, restauración, ocio nocturno, transportes, rent a car y demás), fueron conscientes del fenómeno del 'turismo prestado' y aprovecharon la benévola coyuntura económica y turística para promover una escalada de precios, no correspondidos siempre con las adecuadas infraestructuras y las prestación y calidad de los servicios, en estos años de gran demanda. Esto se hizo a sabiendas de que era una situación pasajera y coyuntural con fecha de caducidad.

Vuelta al Mar Rojo. Egipto, Turquía, Túnez y Chipre han recuperado su estabilidad y vuelven a ser destinos seguros desde el año pasado. Han retornado al mercado con 'ofertas de derribo' para recuperar su clientela perdida, una lógica respuesta comercial para volver a ser competitivos y ganar la confianza de los mercados. El repunte de estos destinos más el éxito en estos años de otros emergentes como Grecia y Croacia supone volver al reparto normal de la tarta turística mediterránea y a las cifras del comienzo de la crisis del terrorismo. Turquía espera subir este año un 70%, Egipto un 50% y Túnez más de un 30%, lo que repercutirá en un inminente descenso de visitantes en España en general, Canarias, Baleares y Eivissa, en particular. Nada nuevo en la viña del señor ya que era una situación esperada en cuanto volviese la estabilidad a esos mercados.

La repercusión de esta situación en Eivissa será triple. A la pérdida de los turistas prestados se le unirá la falta de conectividad aérea y el menor grado de interés de los turoperadores en volar y vender camas en la isla. En estos años de dificultades por la inseguridad de los destinos ribereños los TTOO han aprovechado para cambiar su modelo de negocio y adaptarlo a la creciente competencia de la venta on line. Han construido nuevos hoteles o comprado establecimientos antiguos para remodelar y ofrecer a sus futuros clientes paquetes vacacionales completos, de principio a fin, manejados exclusivamente por sus oferta y filosofía.

La pena es que en estos años de lujo y bonanza no se haya fidelizado a ese 'cliente prestado' para que siga eligiendo Ibiza/Eivissa como su destino preferido de vacaciones por su Patrimonio, cultura, belleza natural, cuidadas infraestructuras, limpieza, gastronomía de primer orden, calidad de servicios y simpatía, en vez de buscar de nuevo otros destinos más competitivos, seguros y baratos ahora.

Se ha perdido una oportunidad única de dar un salto cualitativo en la mejora de la oferta global que nos permita ahora ofrecer más y ser competitivos en calidad y variedad, no solo en precio.