Ya hacía un año que era concejal de Deportes cuando, en el verano de 2016, ocurrió algo que hizo que definitivamente nos pusiéramos a trabajar por aplicar una normativa que hasta el momento parecía que no había llegado a la isla de Ibiza. Asistía a un partido de fútbol importante, en el que un equipo del municipio se jugaba el ascenso a tercera división y el panorama que se veía en la grada resultaba desolador: en algunos rincones, la instalación deportiva parecía más bien una taberna.

El marco normativo es claro pero curiosamente, las instalaciones deportivas de nuestra isla han estado durante mucho tiempo al margen del mismo. La Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, prohíbe claramente la introducción, venta y consumo de bebidas alcohólicas en estadios, campos o polideportivos. A su vez, las leyes 28/2005, de 26 de diciembre, y 42/210, de 30 de diciembre, establecen medidas sanitarias frente al tabaquismo y dan pie a la prohibición del consumo de tabaco en determinados espacios.

La decisión del equipo de gobierno del Ajuntament d'Eivissa fue clara y decidida: no se debía seguir mirando hacia otro lado. Podíamos y queríamos tener unas instalaciones deportivas no solo libres de alcohol, sino también de tabaco, y nos pusimos manos a la obra. Cualquiera que visite hoy nuestros campos, nuestro estadio, encontrará la señalización que indica que son espacios libres de alcohol y humos e incluso se recuerda por megafonía en los eventos de más afluencia de público. Cualquiera que presencie un incumplimiento de la normativa puede avisar de ello y la persona que incumpla puede ser sancionada.

Evidentemente, es fundamental la ayuda de los clubes y de los espectadores para que esta medida, que hace de estos espacios lugares saludables y en los que damos buen ejemplo a los deportistas más jóvenes, sea una realidad completa. La inmensa mayoría de la gente no solo ha entendido este paso adelante, sino que lo aplaude. Los espacios deportivos no deben ser el lugar en el que las relaciones sociales están marcadas por conductas poco saludables. De hecho, la realidad de nuestros campos, tres años después, es completamente diferente y eso ha sido posible gracias a la implicación y la comprensión de todos.

Las instalaciones se han reformado y mejorado mucho en estos últimos cuatro años, se han incrementado las escuelas deportivas, hemos apoyado nuevos eventos sin dejar de ayudar a los clubes en su trabajo de cantera o competición. Pero si algo quedará después de esta legislatura es esta medida valiente que otros ayuntamientos de nuestro entorno ya han replicado e intentan llevar adelante y que mejora considerablemente, y para siempre, nuestra experiencia en el mundo deportivo. Una bandera más para enarbolar y sentirnos orgullosos de nuestra ciudad y nuestra práctica deportiva.