Nada sospechaba (le daba igual) el bueno de Pedro Sánchez de la influencia que podía tener en Formentera su adelanto electoral. Me explicaré. Hasta el viernes de 'dolor' la disyuntiva en las elecciones del 26 de mayo en la isla era: mayoría absoluta o no de GxF (para mí depende de 40 votos). Y sobre ese terreno se iba a disputar el partido (con algunas variantes como podría ser la presencia de Vox o Ciudadanos). Todo en orden, los estrategas trazando las líneas de campaña sin ir más allá que conseguir uno u otro objetivo y los votantes convencidos de cual sería su conducta electoral. Pero mira por donde don Pedro decide cambiar el panorama y alterar la plácida vida de los partidos en cuestión. Ahora toca un mes antes decidir nuestro voto a partidos con vocación de gobierno allá (Madrid me refiero) y mover los cimientos del 26 de mayo acá. El 28 de abril los votantes de Formentera que se acerquen a las urnas (presiento que el porcentaje de votantes será alto) deberán decidir entre partidos de ámbito estatal que luego no tienen correa de trasmisión en las siguientes elecciones (o sí, dependiendo del resultado). La primera pregunta es dónde recalaran los votos de la diáspora de GxF. Porque a este partido lo votan personas de todos los colores políticos (progresistas e izquierda más radical, por aquello del voto útil. De derechas por aquello de conservar lo que tenemos y algunos porque los consideran el mal menor).

La pregunta subsiguiente es: ¿habrá recuerdo de voto el 26-M o volverán sus votos al zurrón de GxF en viaje de ida y vuelta? ¿Qué parte de votos del PP y PSOE del 28-A se quedarán el 26-M? Y Ciudadanos, Vox o Podemos a la vista de los resultados ¿no caerán en la tentación de ofrecer algo para el 26-M? Cuántas preguntas sin respuesta a priori y qué difícil se lo han puesto a los estrategas de los partidos para conseguir sus objetivos. Sin duda la precampaña y la campaña de las generales va a ensombrecer lo que serán las locales y europeas del 26-M. A GxF le quedará apenas un mes para concienciar a sus votantes y los que pueda replegar de los demás de ser una opción insular (de aquí) frente a quienes se postulan aquí con fórmulas de allá. Solo un lenguaje electoral circunscrito a nuestra isla logrará restituir el objeto del 26-M.