¿Por qué es necesario -y urgente- regular y controlar las viviendas turísticas? Porque gracias a las leyes de la oferta y la demanda y a la tiranía del libre mercado, numerosos pisos que antes se alquilaban a residentes ahora se destinan al arrendamiento para turistas, mucho más lucrativo. Porque este trasvase masivo, movido por la especulación, ha disparado el precio de la vivienda en las Pitiusas, y la ha convertido en un bien muy muy escaso. Porque los residentes no encuentran un lugar asequible y digno donde vivir. Porque las personas que quieren trabajar durante la temporada en las islas tampoco lo encuentran. Porque en Ibiza y Formentera el problema de la falta de vivienda adquiere tintes dramáticos y ha convertido en pobres a trabajadores con un empleo y un sueldo fijos. Porque las administraciones no pueden permanecer al margen cuando la libertad para disponer de la propiedad privada provoca un impacto social semejante, que se traduce en una drástica limitación de las posibilidades vitales de miles de residentes. Porque, por si todas estas razones no fueran suficientes, los vecinos de un piso turístico viven un infierno cada día, y cada noche, y no tienen por qué soportarlo. Y porque la regulación garantiza también los derechos de los clientes, que a menudo son víctimas de estafas y están desamparados.