Uno de los mayores males de las crisis económicas es que los gobiernos tienen el pretexto indiscutible para no invertir; y sin son conservadores, lo hacen con placer, regodeándose en la suerte. Que nos lo cuenten a los españoles después de padecer seis años de políticas económicas procíclicas que han sumido a nuestra gente en el mayor abismo social que vieron los siglos, y ya veremos cuánto tardan en recuperarse indicadores precrisis si es que algún día volvemos a ellos. Y la desinversión pública conlleva dejadez, mal-llevanza y holganza en todas las infraestructuras: mantenimiento mínimo o inexistente. Se considera un estándar europeo que, en el caso de las carreteras, hay que invertir cada año en mantenimiento el equivalente a un 2% de su valor patrimonial. ¿Cúanto ha invertido he invierte el gobierno de España en el mantenimiento de la red de carreteras y autovías del Estado? Si alcanza el 0,7% invitó a champán francés. Al menos, en la autovía que más frecuento, la A-6, poco deben invertir pues los saltos que da el coche desde, por ejemplo, Adanero hasta Benavente, son insoportables, incluso si te empeñas en circular por el carril izquierdo, menos frecuentados por los camiones, grandes desgastadores de asfaltos.

Viene todo esto a cuento de recientes catástrofes, Vigo y Génova, con muchos heridos y muertos, en infraestructuras públicas que, al parecer, estaban deterioradas y/o faltas del mantenimiento adecuado. El ministro de Fomento, probablemente muy obsesionado con el corredor mediterráneo -muy pocos saben en realidad de qué va ese dichoso corredor- no tenga tiempo para el mantenimiento de infraestructuras pues ha tenido que empeñar muchas horas en desfacer el entuerto que montó con la bonificación al transporte para residentes canarios, baleares, ceutíes y melillenses: más de tres millones de personas afectadas por la ¿ignorancia? Ministerial. Animo al señor Ábalos a encargar un diagnóstico urgente del estado de nuestras infraestructuras, y a que las otras autoridades competentes -ayuntamientos, diputaciones, consells, cabildos, comunidades autónomas- también lo hagan. Y no solo diagnostiquen: corrijan, reparen, prevean: inviertan de una vez y cambien el ciclo maléfico en el que estamos. Muchos millones de personas utilizan a diario las infraestructuras del transporte. Si se recupera la inversión, se evitarán desgracias y viajaremos mejor.