El murciano no es español, el andaluz ni te cuento y no hablemos del madrileño. No lo digo yo, no me atrevería, lo dice el PP. El de Vila, más concretamente. Sólo estoy aplicando la teoría que el pasado jueves en el pleno de Vila defendió, cual hidra de cuatro presuntas lenguas la portavoz popular, Virginia Marí, que afirmó, sin rastro de rubor, que en las islas hablamos cuatro idiomas diferentes (mallorquín, menorquín, ibicenco y formenterés) y que éstos no tienen nada que ver con el catalán que, como todo el mundo debería saber, es una lengua malvada, pérfida y venenosa que se come el cerebro de sus hablantes y los convierte en zombis secesionistas. El alemán convierte a quien lo habla en nazi y el catalán, en independentistas. Así lo afirman buena parte de los filólogos aficionados. Para Marí lo que se habla aquí es la lengua baleà. No voy yo a poner en duda las teorías de semejante lingüista. Quizás a Jaume I le mordió un vampiro en la úvula (esa fea costumbre de dormir con la boca abierta...) mientras navegaba desde Cataluña y cuando tocó tierra isleña de su boca no salía catalán sino baleà. Lengua que los cronistas de la época, unos bellacos taimados y ruines que lucían cintas amarillas en el jubón, se preocuparon de silenciar. Que no venga nadie a discutirme esta teoría. Tiene la misma base científica y filológica que la de Marí. Filòlegs, millor que dimitiu!