Es curioso como cada persona hace un uso diferente de cada elemento, según su creatividad o necesidad. Por ejemplo el sol. Mientras unos, los más funcionales, piensan en tender una colada de ropa porque se secará pronto, otros, los más disfrutones, se preparan para deleitarse con un día de playa. Los hay que huyen de sus rayos y se refugian bajo grandes sombreros y gruesas capas de protector solar de pantalla total. Hay niños que queman insectos con lupa, mientras que extranjeros jubilados lo abandonan todo para venir a torrarse a nuestras calas. Algunos payeses en Formentera secan su pescado al calor de Helios. Otros abastecen gracias a él sus casas de energía con tejados repletos de placas solares. Muchos contemplan el horizonte en las últimas horas de luz sobre la Tierra para ver la puesta del astro rey. El sol, que atrae a millones de turistas a Ibiza, es también el protagonista de una muestra del artista ibicenco Toni Planells en Sa Nostra Sala. Con un sistema de cámaras estenopeicas muy rudimentarias, fabricadas con latas y botes de plástico, Planells consigue captar la imagen del recorrido diario del sol por el cielo. Para ello se requieren meses de exposición, paciencia y suerte. El resultado es espectacular.