Si hay algo en común entre los distintos acusados de delitos graves es la sorprendente amnesia que sufren en el juicio. «No me acuerdo», «estaba en shock», «no recuerdo ese momento»... No sé nada de Derecho, pero imagino que estas excusas repetidas estarán en el manual de sus abogados. ´Tú di que no recuerdas nada, hazte el tonto´, deben aconsejarles antes de enfrentarse al juez. Intentan de este modo y mostrando un arrepentimiento que incluso parece sincero, rebajar su condena. Eso mismo ha ocurrido en la vista por el atropello mortal del joven ibicenco Daniel Viñals. «Mi mente se apagó. No recuerdo nada. Tengo lagunas mentales». Todo eso ha dicho Marcos, el conductor que arrolló a Viñals y a su compañero, Christian M.T, que resultó herido. Me pongo en la piel de la familia de Dani, cuya vida sí se apagó aquel fatídico 29 de abril. Antes de tiempo y por culpa de la irresponsabilidad de un joven borracho y drogado (se tomó «una raya de cocaína» y unas copas) que, aun así, se puso al volante de su potente todoterreno, un arma mortal en manos de un descerebrado. Por desgracia, la familia de Dani no tiene el consuelo de una salvadora amnesia. Recordarán los detalles de ese día de abril durante toda su vida. El dolor lacerante en su alma les impide olvidar el día en que perdieron a su hijo. No olvidemos tampoco nosotros y reclamemos penas más justas para los conductores homicidas.