Dejo la isla solo unos días y me pierdo toda la diversión. Debo ser la única que no se había enterado de que un objeto volador no identificado ha surcado nuestro cielo sembrando por doquier teorías que van desde el cientifismo puro y duro a la paranoia. Las botas se están poniendo Iker Jiménez y sus afines, que además han lanzado al estrellato a los astrónomos de la isla, que son requeridos día sí y día también para explicar una y mil veces los pormenores del avistamiento, que consiguió plasmar con su cámara Eduardo de Miguel. Hay que ser muy observador para darle importancia a esa manchita blanca, apenas un fogonazo que cruzó el azul caminito de Sant Antoni en un día claro. Por suerte lo vio Eduardo y no algún jovenzuelo borrachuzo de vacaciones de Pascua porque nadie le habría hecho caso. Ya me imagino al pobre diablo con la voz pastosa y una resaca del quince intentando convencer a los agentes de la autoridad de lo que había visto: «Que lo que osss digoh es sssierto. He vvvvisto un offffffni volando por enssima de mi cabessa, hics. Lo bjuro por Johnny Walker».

Afortunadamente, el avistamiento fue captado por este cámara free-lance que inmediatamente se dio cuenta de que aquello no era un pájaro ni un avión, sino un fenómeno digno de estudio. Tanto es así, que incluso desde el Ministerio de Defensa se han interesado por el vídeo de tres minutos que grabó Eduardo. Aunque el portavoz de Defensa descartó de inmediato que se tratara de un misil, un cohete o un ingenio militar e incluso se atrevió a aventurar que seguramente no era más que «chatarra espacial», las especulaciones sobre el fenómeno se suceden en los bares, en las redes sociales y sobre todo en las webs esotéricas, donde el avistamiento de este ovni en Ibiza ha caído como agua de mayo.

Lejos quedan aquellos tiempos, hace más de tres décadas, en que este diario que aún les acompaña en el desayuno publicaba con frecuencia la presencia en el cielo de la isla de objetos voladores más o menos identificados. Estos días he recordado con cariño y algo de añoranza a mi excompañero Josep Riera que, a buen seguro, y desde su actual lugar de residencia, estará ya elaborando teorías para la bola en llamas que pasó por Ibiza. Este asunto de los ovnis parecía una cosa del pasado, pero el inusitado interés que ha despertado la noticia y lo muchísimo que se ha leído me ha convencido de que la que estaba pasada de moda era yo, aunque tengo que confesar que era superfan, como diría una belieber (las obsesivas seguidoras de Justin Bieber), de ´Expediente X´.

En estos momentos de crisis económica, de corruptelas políticas y de famosetes descerebrados, el tema de los ovnis me parece un asunto mucho más interesante para ocupar el tiempo de ocio: estimula la imaginación, activa el cerebro e incluso sirve para romper el hielo a la hora de ligar. En lugar de tirar del trilladísimo ´¿tú y yo no nos conocemos?´, ahora, en cualquier bar, para iniciar una conversación con alguien la pregunta clave es: ´¿Viste el ovni el otro día?´ Y seguir luego con alguna de las curiosas y divertidas teorías que están rodando por ahí. Y si al final la noche se presta, en lugar de a los médicos, siempre podemos acabarla jugando a los ufólogos, que donde hay ovnis hay alegría.