Para aumentar sus devengos a costa del tesoro público, Joan Daura, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Ibiza, alegaba hace solo ocho meses que su equipo de gobierno «es bueno y trabaja mucho y eso se tiene que pagar con dinero, así de claro». En poco tiempo ha demostrado exactamente lo contrario. Primero desmintió que sean buenos gestores con la agonía de las empresas públicas que iban a reflotar con su buen y bien pagado talento. Luego mató ante notario su presunción de que tenía un equipo, solo y sin avisar, para desligarse del equipo y quitarse de encima su parte de responsabilidad en el mismo. Solo queda que Daura y su presunto equipo municipal demuestren lo único que resta de su argumento, que «trabajan mucho», y convoquen un pleno para bajarse lo que se subieron y devolver el dinero que se adjudicaron ellos mismos en base a una probada y palmaria ficción.

Lo que no es fácil garantizarles es que se cumpla su manifiesto deseo de evitar que se hable de sus actos. Daura se permitió decir entonces que el asunto de las subidas «no debe ser motivo de debate público de cara a la prensa».

Otra componente del equipo municipal de Vila, Lina Sansano, profiere ahora en el pleno otra frase antológica: «Dejaría este tema aquí. No quiero decirle que estamos cometiendo deslealtades cuando pactamos que según de qué temas no hablaríamos». El ´tema´ era las dietas que se llevan a casa todos ellos. Deslealtad para Sansano es que se hable en el pleno de un Ayuntamiento democrático del dinero que se meten en el bolsillo los concejales en concepto de dietas. Desvela así un concepto absolutista del poder: es desleal hacer públicas las cuentas que en una democracia deben ser públicas por naturaleza. Tanta franqueza es rara en política y hay que agradecer a Sansano su ingenuidad cuando respondía al concejal de la oposición que propuso que los cargos del Consistorio no cobren dietas por asistir a consejos de administración de otras instituciones.

La oposición haría un impagable servicio a la democracia si comenzara por renunciar ellos a las dietas y pusieran así a Sansanos y Dauras en el trance de hacer lo propio. Que sigan el ejemplo de Daura y Juan Mayans: ni denuncias a terceros ni amagos de boquilla: las renuncias, ante notario. Y si esos concejales opositores exponen lo que ellos mismos cobraron y gastaron en dietas, gastos de representación, viajes, teléfonos móviles, etc. cuando ocupaban el poder hace apenas un año, sabríamos de una vez lo que en realidad se llevan a casa quienes nos gobiernan. La ciudadanía que tanto les llena la boca conocería entonces en qué se va el dinero.

No hay temor de que lo hagan, en esto se refugian con la alcaldesa Jáuregui en la protección de datos. No para no comprometer a otros del consejo de administración, como ella aduce; los datos que protegen son los de sus ingresos.