La ambivalencia define a todos los que con sus decisiones interesadas consiguen que en Baleares se convoque una huelga de médicos en temporada alta. Ningún Govern elegiría a propósito peor fecha para anunciar la medida que tuvo como efecto inmediato, y previsible, la convocatoria de huelga de los médicos, a no ser que eso sea lo que pretenden. Pero al tiempo que los estigmatizan, tanto la consellera de Salud, Carmen Castro, como el gárrulo portavoz Bosch aseguran que los médicos son muy buenos y sacrificados y no merecen el castigo que su Govern les aplica. En el colmo de la ambivalencia están quienes empiezan el problema, los sindicatos CCOO, UGT, STEI-i, CSIF y USAE, que no descartan sumarse a la huelga de los médicos, cuando fueron ellos los que denunciaron y consiguieron que se declarara ilegal en los juzgados un acuerdo que ahora parecen apoyar. El lenguaraz Bosch no sale de su asombro porque no exigieron a su tiempo que se cumpliera la sentencia como él la interpreta, pero los sindicatos aumentan la perplejidad de Bosch y dicen estar «indignados ante la falta de diálogo y la nula intención que los responsables sanitarios demuestran en buscar el consenso con los profesionales para la aplicación de las medidas de recorte en el ámbito sanitario».

Queda algo de mala conciencia en las centrales sobre la tropelía que se comete gracias a ellas; pero apesta a hipocresía que hablen de «nula intención de consenso» quienes lograron invalidar el acuerdo Sindicato Médico-Govern mediante el truco de concertarse para no asistir a la mesa sectorial, anularla así por falta de quórum y luego ir a denunciarlo. Ni siquiera fueron capaces de dar la cara en la mesa y oponerse: dada su absoluta falta de representatividad entre los médicos, prefirieron hacer fracasar con marrullerías el éxito del sindicato que sí los representa sin mamar del presupuesto como ellos. Este fraude de ley de los sindicatos es la base de la sentencia en que se apoya el Govern del PP para montar este lío.

En cuanto al PSOE, cuando tuvo el Govern permitió una huelga de médicos antes de llegar forzado al acuerdo, pero dice ahora por boca de sus líderes que presentarán querella por prevaricación si se descuenta un solo céntimo de la nómina a los médicos. Como la querella que presenta el Govern contra el exconseller de sanidad Thomàs, olvidando incluir a su consellera Castro por los mismos hechos. Compatibilizan todos actitudes antagónicas según donde les pille, lo que permite dudar de su buena fe y sobre todo de que tengan una idea clara de qué es eso de los médicos. El PP los entiende ahora como objeto de extorsión, sus consellers se suben el sueldo en medio del espectáculo y el presidente Bauzá olvida declarar sus negocios y nos pone en la disyuntiva de admitir que quiere cargarse la sanidad pública para privatizarla más baratita.