La mujer asesinada por un hombre en Almería da pie a la ex ministra Pajín a exigir que cumplamos objetivos de la ideología de género: restringir nuestro lenguaje a los términos que considera correctos. Hablan de liberación de la opresión pero marcan un ritmo totalitario y conminan a todos a hablar igual. Aturdirá la lógica de sus adeptos que la ideología que considera al sexo algo ambiguo, construcción cultural fluida y mutable, le dé luego relevancia para dividir a la sociedad en dos sexos únicos irreconciliables. Los del género meten a todo hombre en el saco de la violencia machista que creen propio de la cultura dominante masculina. Pajín sabe la importancia del lenguaje para inocular su mentalidad a quien no la tiene y con las palabras que podemos decir y las que no, quiere meter a todos en la cárcel del lenguaje de género y vetar las que suponen discrepancia. Tiene tal éxito que la nota de Efe con que Diario de Ibiza da la noticia reduce el sexo del ser humano a la gramática: «algunos sectores han expresado objeciones gramaticales -las personas no tienen género sino sexo». Al primer envite de Pajín se rinde una derecha desarmada e inerte y la hoy titular del ministerio, Mato, casi se hace perdonar sus palabras («violencia en el entorno familiar») como si no tradujeran la realidad. Pero aunque Pajín deteste oírlo hay maltrato en el entorno familiar que la ideología predominante, la de género, evita atender y estudiar lo suficiente: la de niños y ancianos, grupos vulnerables incapaces de hacer oír su voz de alarma porque no cuentan con apoyos ideológicos. Nombró Mato a la bicha, la familia, de la que la ideología de género abomina como de los conceptos padre, madre, esposa, marido, sexo o matrimonio. Naderías gramaticales que Pajín y la ley zapaterista de «violencia de género» de 2004 mandan borrar de la mente. Puro Orwell. Pero para horror de la ideología, los casos de maltrato son desproporcionadamente altos en relación a la desestructuración familiar, en las parejas de hecho y en la población emigrante, que adopta la pareja de hecho más que el matrimonio. Proteger a la mujer del agresor no puede desproteger la presunción de inocencia de la inmensa mayoría de hombres que no la agreden. Esa ley seguro que es útil también para mujeres sin escrúpulos que la explotan dirigidas por abogados de ética plana. La no equidad de trato dará lugar a injusticias difíciles de reparar y a la larga divide la sociedad de modo absurdo en dos grupos enfrentados. Y complacer a la ideología predominante y tratar como presunto culpable al hombre se ha mostrado ineficaz, no evita que los agresores actúen y maten. España, el Estado con más medidas legales contra la violencia de género, es el único país donde crecen los homicidios de mujeres en el seno de las relaciones familiares, incluyendo las parejas de hecho, a pesar de disminuir los feminicidios en su conjunto.