Llaman ´memoria histórica´ a una mixtificación de la historia que rebrota en aniversarios señalados como el 18 de julio. Equívoca es una memoria que narra los hechos conforme a la versión interesada en que su ideología reemplace a la historia. Hay que releer a quienes sí vivieron la República y la guerra civil para poner en su lugar estas soflamas de ética a la Robespierre, propaganda política teñida de resentimiento que condena a la guillotina mediática a quien se aleja de su versión de la Historia. Han necesitado una ley de memoria que imponga, con los apoyos del poder, un cuento de buenos y malos que parece diseñado para impedir pasar página. Como suele suceder con todas las ideologías, el triunfo político las convierte en amenaza contra la legítima autonomía de pensamiento: los que no las comparten se exponen a la condena a la marginalización cultural y social.

Este 18 de julio el Foro de la Memoria de Ibiza y Formentera la tomó con Azaña y Bono porque ambos llamaron a la paz o el perdón. Con la parcialidad habitual, el Foro da al franquismo la exclusiva de «autors de crims de rebel·lió militar, genocidi, tortura, desaparicions forçades i crims contra la Humanitat». Un problema del Foro y de la Ley de Memoria de Zapatero es que hay historiadores de verdad, sobre todo los que avalaron a la izquierda sin renunciar a la objetividad. Borkenau, Bolloten, Brenan y otros testigos presenciales son de aconsejable lectura para prevenir el calentamiento mental inducido por sus anhelos de la leyenda que les gusta más que lo que pasó. Pero el Foro es fiel al vicio de seleccionar lo que conviene para poder contar la Historia según los prejuicios políticos del presente.

Es una farsa declarar que no pasó lo que pasó, querer borrar de nuestra memoria, por ejemplo, que el Ayuntamiento de Ibiza otorgó una medalla a Franco. Se entiende que el Consistorio, a falta de mejor ocupación, declare infame el nombre o los hechos del personaje, pero en buena lógica tendría que declarar lo mismo a la mitad de España que lo apoyaba. Y para eso tendría que recordar los acontecimientos censurados por la Ley de la Memoria. Mejorar a su gusto el pasado, retirar medallas que otros dieron, es suplantar a quien las dio y negar hechos históricos incuestionables. Y avalar el precedente de que quien hoy declara nulo el pasado sea anulado a su vez en el futuro. Franco también hacía eso.

Otro testigo de nuestras guerras, Orwell, lo analiza en ´1984´ con la metáfora del ´agujero de la memoria´: quien olvida de donde procede puede ser manipulado más cómodamente. El Foro acaba su filípica exigiendo la realización de sus exigencias para admitir que «aleshores es podran tancar les ferides i passar pàgina». Hay gente que nunca pasará página.