Nos han vuelto a obligar a votar listas que incluyen gente con la que solo iríamos hasta la esquina en compañía de un abogado. Con el agravante de la igualdad mecánica de la alternancia sexual, ahora que con la ideología de género nos habían convencido de que el sexo es un invento. Esas listas cerradas y de igualdad por decreto impiden seleccionar a quien consideramos capaz de gobernar: la oligarquía de los partidos decide por nosotros y, en lugar de por mérito individual, elegimos candidatos por su capacidad de dar codazos y trepar en la lista a los ´puestos de salida´.

Esta fullería contra el mérito destacó en la campaña felizmente superada junto a la promesa de partidos y partiditos de gastar dinero, nuestro, a manos llenas, y algunas actitudes que explican por qué este país está en la ruina. En la angustia de fin de mandato con encuestas en contra, la consellera de turismo, Pepa Marí, se saltó los trámites para dar dinero de fondos turísticos. El no de la patronal a participar en el reparto antes de elecciones es esclarecedor: «Absolutamente inadecuado e improcedente aprobar un gasto de casi 300.000 euros sin tener un conocimiento exacto del presupuesto global de la Fundación, las partidas que lo componen, y sin haber dado aún cumplimiento a las cuentas de 2010». Y Pepa, frustrada por el chasco, acusaba a los empresarios de «electoralismo». Pero aparte su referencia freudiana atribuyendo a otro lo que ella hace, contrasta su prisa en gastar este dinero como «trámite anual» mientras anualmente vemos reducir becas y ayudas a universitarios, retrasar su convocatoria y denegarlas a estudiantes que cumplen todos los trámites «por agotarse la partida presupuestaria».

Las arcas autonómicas están tan limpias que la portavoz del Govern, Joana Barceló, incumple las funciones de su cargo y se niega a revelar la deuda del Govern con proveedores, entidades sociales sin ánimo de lucro y sindicatos. Cuando acude a ayudarla el conseller de Economía, Carles Manera ofrece un argumento conmovedor en un economista: «Se trata de una cifra de deuda muy difícil de calcular, ya que tendríamos que ir conselleria a conselleria y empresa pública a empresa pública». No explica Manera para qué está él, qué hizo en cuatro años de conseller y por qué ocupó el puesto para el que reconoce no estar preparado por parecerle tan difícil. Dice que la cifra que el Govern adeuda «podría crear incertidumbre», con lo que además de crear incertidumbre pone los vellos de punta por lo que puede esconder. Y remata con que «la mayoría de comunidades autónomas están en esta situación». Era de temer al ver lo que pasa en Cataluña tras el gobierno manirroto de una colla similar en todo a la que mandó en Baleares. Con la prodigalidad con que emplean dinero público nos dejan deudas suficientes para ocultar el montante. El frenesí de prometer gastos y subvenciones en campaña también choca con el origen de un dinero salido de recortar pensiones y nóminas de funcionarios y de subir impuestos, cosa que amenaza con repetirse.

Para muchos lo esencial es trepar en listas cerradas, que para ser conseller de Economía con culpar a la incertidumbre y a que el trabajo es difícil basta; para portavoz, con negarse a informar; para consellera de Turismo como Pepa, declararse triste si no te aceptan dinero. La lista abierta que permite elegir al candidato por sus méritos la evitan nuestros políticos con listas que incluyen pagos de favores, amistades personales y relaciones familiares. Y así despojan a nuestro voto de su capacidad de censurar a gobernantes que no cumplen.