El café que cuesta la última subida de la luz según el ministro Sebastián, afectará a 67.000 clientes de las Pitiusas que aún tienen la mente en blanco con las explicaciones de Endesa sobre el atracocafé de la factura de la luz de hace un año. La Asociación de Empresarios de Instalaciones Eléctricas y de Telecomunicaciones de Mallorca (Asinem) nos lo aclara: la factura eléctrica subió casi un 20% en el 2010 y, con la última subida, el coste de la energía eléctrica «se ha incrementado en un 70% en los últimos cinco años» en Baleares. La diferencia entre lo que dice el ministro y los números de los expertos y el recibo de la luz, atenta contra la aritmética. Hay que salir del país para entender cosas relacionadas con el café de Sebastian. El Gobierno cortó en junio el 30% de las subvenciones a las nuevas centrales eólicas y termosolares y ahora las corta a las instalaciones ya en funcionamiento: los inversores de HG Capital, un grupo de 20 gestores de planes de pensiones británicos, americanos y daneses, anuncian que el impacto sobre su inversión será devastador. Confiaron en la generosidad de la subvención española a la energía solar aprobada en el 2004 que en pocos años hizo que España representase el 45% del mercado mundial de la energía fotovoltaica: esa energía en España se paga a 450 euros por kilowatiohora, 10 veces más que la procedente de fuentes tradicionales. La ley no límitó la producción subvencionada y ahora España tiene 3.200 megawatios de energía solar subvencionada, seis veces más de la que se previó para el 2010: 2.750 millones de euros a pagar por el Tesoro Público (los cafés del lector y el mío). Ahora dice Zapatero que España no puede permitirse ese lujo y pensionistas americanos, británicos y daneses nos ayudarán a pagar la marcha atrás y el café. Carbón y nucleares disgustan a Zapatero, aunque China sube tanto su consumo de carbón que da igual lo que haga el resto del mundo y aunque los graciosos molinos de viento que llenan España llenen con su base de toneladas de hormigón cada metro de tierra virgen, eso sí, con sello de ecología subvencionada. En un discurso de fin de año de esos que los dirigentes podían ahorrarse sin que se notara, dijo Tarrés que piensa «avanzar hacia un modelo de isla cohesionada, sin desequilibrios, ni sociales ni territoriales». La broma fácil sobre la idea de equilibrio territorial en Tarrés, que permite a todos aumentar la población un 50% mientras a San Juan se la disminuyen, no viene al tema. Pero sí el equilibrio social: los gobernantes hacen sus equilibrios subvencionando a costa de nuestra nómina hasta al gato (gallinas y ovejas ya las subvencionamos en Ibiza), mientras empezamos el año con subida de butano, transportes, peajes, gas, hipotecas, tabaco, bebidas, y hasta el sello de correos. Y para equilibrio social el café que pagaremos a los funcionarios europeos. Una sentencia del tribunal de la UE les sube la nómina que nos bajan al resto. Los jueces del tribunal se llevan la equilibrada sorpresa de que ellos también son funcionarios de la UE y beneficiarios de su propia sentencia y de la subida. Dice la patronal Asinem que el reciente incremento de las tarifas «no es la última subida que se prevé, a pesar de los anuncios de supuesta tranquilidad lanzados desde el Gobierno central». Ya lo imaginábamos sin que lo dijera la patronal, hechos a interpretar al revés augurios del gobierno de Zapatero, equilibrios del de Tarrés y sentencias de tribunales tan equitativas.