Es más común de lo que se piensa que haya confusiones sobre personajes de la Biblia, incluso en el Nuevo Testamento. Es natural que haya confusiones en el Antiguo, por la enorme profusión de personajes importantes de los que se habla; pongamos un ejemplo, el de San Juan. Con este nombre hay dos personas que tienen papeles muy distintos: uno, el hijo de Isabel, la prima de la Virgen, a quien fue a visitar, estando las dos encintas. Cuéntase que el niño que estaba en el vientre de Isabel, saltó de alegría cuando llegó María, que también estaba embarazada, pero aún no era público. Estos dos niños, el de Isabel y el de María, se volvieron a encontrar cuando Jesús fue a ser bautizado por el ´hombre de Dios´, como era llamado Juan el Bautista. Herodes, el Tetrarca de Galilea, le admiraba, pero un día estando en una fiesta, y por sugerencias de la mujer de Herodías, Jezabel, la hija de ésta bailó a petición del Rey, quien prometió delante de todos que si le gustaba su baile, le concedería lo que pidiese. Efectivamente la danza, y la bailarina, Salomé, que era muy hermosa, agradaron sobremanera al Rey, y cuando la joven le pidió nada menos que la cabeza del Bautista (que estaba encarcelado), se la concedió bien a su pesar. Y la cabeza del santo fue presentada en una bandeja. Más tarde sus discípulos lo enterraron.

El otro Juan era pescador, hermano de Pedro, y muy pronto se enamoró de la palabra de Cristo y le siguió hasta acompañar a su madre al pie de la Cruz. Este es el «discípulo amado» y el que reclina la cabeza en el hombro de Jesús en la ´Última Cena´ de Leonardo da Vinci. Detrás de esta figura, está otra más difusa que parece más bien una mujer. Modernamente se ha pensado que se trata de María Magdalena, amada también por el Maestro. Juan, pariente pues de Jesús (de ahí viene la confusión, así como con el Bautista a quien se llama Elías, el que ´ha de anunciar´ al Mesías, y al que Cristo alaba repetidamente). No está claro el texto, en el evangelio de Matías. De todos modos, puede decirse que el Juan Apóstol, hijo, como Pedro, del Cebedeo, tenía mal carácter, y eso que en las procesiones le ponen con cara de jovenzuelo y con una palma en las manos, y Jesús les llama ´hijos del trueno´. Más tarde, viejo, solo pero extraordinariamente lúcido, escribió esa maravilla que es el Apocalipsis, último libro de los libros sagrados, en donde describe el fin del mundo, con terrible detalle. Murió en la isla de Patmos y su festividad todo el mundo la celebra el día 24 de junio. Pero yo me temo que ese 24 de junio es más bien la fiesta del Juan Bautista.

La lectura pausada de la Biblia, aparte de casi interminable e interesantísima, no es frecuente entre los creyentes, ni siquiera entre los más cultos. Se habla de personajes muy importantes, pero son escasos los que pueden contar las historias de todos sin confundirlas. Y a mí me duele que haya esa laguna de incultura, en niveles incluso de alto grado académico.