La flojera de ZP (Antonio CASADO)

Rajoy acusa a Zapatero de agredir a las víctimas del terrorismo. Fue el momento álgido de su estrategia de acoso verbal en el debate del lunes. Y quizás el más celebrado por sus seguidores, junto a la recurrente alusión a las supuestas mentiras del presidente sobre los tratos con ETA. O sea, por un lado, mentiroso, y por otro, enemigo de las víctimas del terrorismo. No vale la pena indagar en la ligereza y la mezquindad que animan tan irresponsable apropiación de intenciones ajenas: las de Zapatero y las de un colectivo tan plural como el de las víctimas del terrorismo. Los excesos se descalifican solos. Pero sí conviene, en tiempo de espera del debate de vuelta, dedicarle un turno a la indolente reacción del candidato socialista ante estos hachazos a su honorabilidad como presidente del Gobierno de la nación y como persona.

Apenas un «no le tolero que diga eso», replicado con un «me da igual» de Rajoy, y vuelta al guión. Fue demasiado tibia la reacción del presidente del Gobierno ante la afrenta de ser colocado más cerca de los terroristas que de sus víctimas. La flojera de Zapatero en este punto explica, entre otras cosas, que su papel en el debate fuese peor valorado entre sus seguidores de la izquierda que el de Rajoy entre los suyos de la derecha.

Tampoco supo pararle los pies a Rajoy cuando le llamó mentiroso en relación con asunto tan delicado, y tan incompatible con la publicidad, como el fracasado proceso de diálogo con ETA. Rajoy habla con enorme frivolidad de «gran engaño al pueblo español». Con la misma que hace un año difundía la insidia de la inminente entrega de Navarra al nacionalismo vasco, hasta que la insidia se deshizo al paso del tiempo, cuando ya había hecho mucho daño entre ciudadanos de buena fe.

Estamos en las mismas. No es la primera vez que los dirigentes del PP acusan de mentiroso al presidente. Desde que desde la portada de `El Mundo´ se fletase la especie de que Zapatero había mentido a los españoles respecto a tratos con ETA después del atentado en la T-4, el PP y sus falanges mediáticas han convertido esta manufactura periodística en argumento adicional de su discurso denigratorio contra la política antiterrorista del Gobierno. De modo que no hay razón para hacerse de nuevas. Pero era la primera vez que los ciudadanos tenían la ocasión de comprobar en directo la fuerza moral de Zapatero para pararle los pies a Rajoy en sus arbitrarias descalificaciones y para frenar el discurso faltón y despectivo desplegado por el PP a lo largo de toda la Legislatura.