Por la puerta grande (Gauden VILLAS)

España empieza 2008 por la puerta grande: 130.000 parados más en 31 días. No está nada mal. Es como si en enero hubieran perdido su empleo todos los habitantes de las ciudades de León, Tarragona o Cádiz, niños inclusive. Pecata minuta para De la Vega, quien asevera que no es un dato preocupante. Y para ella probablemente no lo sea. Las inquietudes del gobierno de Zapatero hace tiempo que van por otros caminos.

Arias Cañete, apocalíptico desesperado, da en el clavo: si crecemos por encima del 3,7% y perdemos 130.000 empleos en un mes, ¿de qué son capaces estos tíos cuando llegue la desaceleración económica? Casi mejor ni pensarlo.

Por si las moscas y por si algún elector despistado empieza a sospechar que si no cambia el Gobierno el país se nos va al traste, la maquinaria federada socialista no se detiene nunca. La última audacia nos la proporciona su filial andaluza, rico vivero en los últimos lustros de ideas geniales. Ahora van a promover que los niños de Andalucía aprendan catalán, gallego y hasta euskera. No es cuestión de que los churumbeles granadinos no estén en condiciones de competir con sus iguales de otros lugares del mundo, en los que se enseña inglés, ruso o chino. La idea ha gustado tanto que la Chacón está a punto de anunciar la recíproca para Cataluña. El tripartito socialista-comunista-independentista eliminará la hora mensual de lengua castellana con que castiga a los escolares catalanes y la sustituirá por una terna a escoger: riojano, manchego o andaluz. Por la educación de nuestros hijos, lo que sea.

Todo parece indicar que esta titánica lucha por la emancipación de las lenguas despreciadas por los reaccionarios será, además, llevada al cine por un director novel, admirador de Ho Chi Minh y formado en Corea del Norte, cuyo productor recibirá una subvención estatal de 30 millones de euros por su arriesgada inversión. La heroica película previsiblemente ganará el Goya a la mejor producción de 2009, a pesar de que durante su proyección en los cines del país únicamente será vista por 85 personas, 8 de ellas previa compra de entrada.

En su discurso de agradecimiento por el premio recibido, eso sí, director y actor protagonista pondrán verdes a los liberales y al Papa Santo de Roma, defenderán con uñas y dientes la ley del canon y lucirán una chapa en la que nos recordarán a los contribuyentes que, aunque no vayamos al cine, la entrada la pagamos de todos modos.