Opinión

El efecto de la apertura de un Parador en su entorno (Antoni COSTA / Presidente-Consejero Delegado de Paradores de Turismo de España)

Paradores de Turismo afronta en la actualidad el mayor proceso de expansión de las últimas décadas. Este proyecto supone, entre muchas otras cosas, la apertura de un nuevo establecimiento en el recinto amurallado de Eivissa y abre la oportunidad de mejorar el posicionamiento de la isla de cara al segmento de turismo cultural.

Durante décadas, el carácter dinamizador de Paradores estuvo directamente relacionado con el objetivo de fomentar y canalizar la demanda turística hacia zonas atractivas pero poco conocidas, unido a la recuperación del patrimonio histórico-artístico e, indirectamente, con el desarrollo de nuevas infraestructuras, carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos.

En 1991 la red de Paradores deja de ser un ente público para convertirse en la sociedad estatal Paradores de Turismo de España, S.A., en cuya ley de creación se especifica que ha de actuar de acuerdo con los principios de rentabilidad y eficiencia, «sin perjuicio de atender el cumplimiento de los objetivos de política turística que puedan asignársele».

De esta forma, Paradores se constituye en «un instrumento de política turística, que proyecta la imagen de modernidad y calidad de nuestro turismo en el exterior y que contribuye a la integración territorial, a la recuperación y mantenimiento del Patrimonio Histórico-Artístico de nuestro país y a la preservación y disfrute de espacios naturales, siendo a la vez el motor del conjunto de las acciones dinamizadoras de zonas con reducido movimiento turístico o económico».

La constatación de esta peculiar función que cumplen los Paradores, y que diferencia a esta empresa de cualquier otra cadena hotelera, se evidencia en el impacto constatado que el establecimiento de un nuevo parador produce en su entorno, generando un efecto de atracción a otros hoteles, restaurantes y servicios turísticos en general y, consecuentemente, a la afluencia de viajeros al destino donde el parador se ubica. Casos como los de Ronda, Lerma, Santo Estevo o La Granja, por citar algunos, son buena muestra de ello.

Los objetivos del Parador de Eivissa son, sin embargo, más complejos. Por un lado, su construcción permitirá recuperar y poner en valor un espacio tan emblemático como es el Castillo de Dalt Vila. Por otro, supondrá que Eivissa se identifique a partir de ahora con la marca Paradores y, por tanto, con un destino cultural que se promocionará a través de unos cauces completamente distintos a los que habitualmente atraen viajeros a la isla. De esta forma, `Eivissa Patrimonio de la Humanidad´ se convertirá en un destino conceptualmente renovado para un público que sin duda sabrá apreciar sus valores culturales e históricos. En definitiva, servirá para dinamizar la tipología del cliente que llega a la isla.

Esta es la realidad de la misión desempeñada por Paradores, una realidad medible y constatable a partir del impacto de la apertura y puesta en marcha de los establecimientos de la red de establecimientos, cuyos efectos pueden sintetizarse del siguiente modo:

1.- La apertura de un Parador sitúa, de forma preferencial, a la población que lo acoge en el mapa turístico de España, actuando en muchos casos como revelador de la existencia de un enclave geográfico, como polo de atracción de visitantes y como punto de partida para conocer las riquezas naturales, culturales, gastronómicas y de cualquier otro tipo que su entorno ofrece.

2.- Potencia el desarrollo y genera servicios para la población. El hecho de que sea la propia Administración pública la que decida la creación de un gran número de Paradores en áreas relativamente aisladas o el que se conciban como parte de un paquete de medidas de desarrollo de una zona, conlleva que la apertura de uno de estos establecimientos vaya a menudo acompañada de infraestructuras, y servicios, tales como mejoras viarias, suministros de servicios energéticos y de comunicaciones, etc.

3.- Supone un importante revulsivo para la actividad económica de su entorno más inmediato, activando el desarrollo de nueva planta hotelera y de servicios, equipamientos institucionales y culturales y mejora de la oferta turística en su conjunto.

4.- Genera empleo directo e indirecto, lo que resulta de especial relevancia en las pequeñas poblaciones donde la mayoría se ubican. La apertura de un Parador es una oportunidad laboral que se ve potenciada en muchos casos por la participación activa de las instituciones del entorno y el desarrollo de actuaciones formativas de capacitación para los habitantes del lugar.

5.- Contribuye a la desestacionalización, ya que la inmensa mayoría de los establecimientos mantienen su actividad durante todo el año. Lo demuestra el hecho de que la ocupación media anual de toda la cadena es del 70 por ciento.

6.- Consecuencia de todo lo anterior es la mejora de la renta per cápita de la población del entorno de los Paradores, con efectos directos en la aportación de servicios y suministros o en la oferta y demanda de vivienda, por ejemplo.

7.- Genera sinergias con las administraciones locales y autonómicas en la promoción turística. Paradores es firme defensora de esta asociación con el entorno y de la multiplicación de esfuerzos convergentes que persiguen objetivos comunes y beneficios mutuos, lo que se viene materializando en convenios de colaboración y numerosas actuaciones conjuntas con organismos e instituciones.

8.- Impulsa la recuperación patrimonial y urbanística, pues la rehabilitación o construcción de los edificios suele ir acompañada de obras de acondicionamiento del entorno y de la aprobación de Planes de Protección o de Dinamización Turística que lo mejoran y preservan.

Las anteriores reflexiones nos permiten concluir que el establecimiento de un Parador conlleva, sin lugar a dudas, un doble efecto de dinamización: turística, pues sobre ese modelo peculiar de alojamientos pivotan un conjunto de actuaciones de las diversas instituciones públicas dirigidas a situar sus poblaciones en la ruta de los itinerarios turísticos; y económica, pues desde su origen los Paradores han actuado y siguen haciéndolo como auténticos catalizadores y motores de desarrollo interior, con la consiguiente generación de servicios y riqueza a favor de la población del lugar.

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