El 17 de enero de 1996 saltó por primera vez a los medios de comunicación el 'caso Arny', una red de prostitución de menores en un pub de ambiente gay de Sevilla. La noticia provocó un gran revuelo porque, entre los 49 acusados que se fueron conociendo, se encontraban famosos como Jesús Vázquez, Jorge Cadaval, Javier Gurruchaga y el juez de menores de la capital andaluza, Manuel Rico Lara. El juicio comenzó en octubre de 1997 y 32 de los 49 imputados fueron declarados inocentes, entre ellos los nombres más mediáticos, después de que muchos de los testigos se retractaran de las graves acusaciones que habían vertido contra ellos. Pero en esos dos años, el juicio paralelo que se vivió en los medios y en la sociedad les pasó una gran factura a nivel emocional y profesional. HBO Max retrata su calvario en 'Arny, historia de una infamia', una docuserie de tres capítulos que llega este viernes 20 de enero a la plataforma.

"Hace poco se cumplieron 25 años del caso y nos dimos cuenta de que todavía había gente que pensaba que la mayoría de personas que habían estado implicadas eran culpables, cuando en realidad fue la historia de una infamia", afirma Andrea Olivas, productora de este trabajo, que aborda el proceso desde que se registró la primera denuncia (acabarían siendo 55 menores los que acusaron a los inculpados) hasta que salió la sentencia, tres años después. Una sentencia que condenó a Carlos Saldaña, dueño del Arny, a 33 años de prisión, y a José Antonio González Losada, encargado del local, a 18, los dos únicos que fueron a la cárcel, pero que declaró inocentes a acusados que nunca han llegado a reponerse de la experiencia de ver ligados sus nombres a un caso tan turbio como el del Arny.

"Lo más difícil ha sido convencer a la gente de que participara en el documental porque no querían recordar todo aquello. Los que permitieron que esto pasara, por razones obvias, pero los que pensábamos que sí querrían participar para que de una vez quedara todo claro tampoco querían hacerlo porque no querían revivirlo ya que, a nivel mediático, la historia fue muy maltratada y se ven vulnerables a la hora de volver de nuevo a los medios a recordarlo", expone Juan Moya, director del documental, producido por Cuarzo (Banijay Iberia).

Las lágrimas de Jesús Vázquez

Quien sí que ofrece su emotivo testimonio es Jesús Vázquez, que se rompe en varias ocasiones al rememorar esa dura etapa. "Nunca se respetó mi presunción de inocencia. La jueza, María Auxiliadora Echávarri, siempre me trató como culpable", denuncia con lágrimas el presentador, que tiene la espina clavada de que su madre muriera antes de que se dictara la sentencia que lo absolvió. También destaca la aportación de Ventura Rico, hijo del ya fallecido juez Manuel Rico Lara, también declarado inocente, que habla de cómo a su padre "lo condenaron antes del juicio". Incluso hace una comparativa con lo que pasó entonces, con la condena previa a falsos culpables, con las 'fake news' actuales.

Porque el análisis del juicio paralelo que vivieron los acusados del 'caso Arny' es uno de los temas que vertebran la docuserie, al que le dedica el segundo episodio. Se habla de la mercantilización de los testimonios que pasearon por las televisiones y se incluyen imágenes de archivo de su paso por los platós, en programas como 'La sonrisa del pelícano', 'Crónicas marcianas', 'Cita con la vida' y 'Zoom', entre otros. "Hay periodistas que reconocen los excesos que hubo y cómo se hizo un 'show'", recalca Moya.

También se apuntan los fallos judiciales y policiales, ya que el llamado testigo número 1 finalmente aseguró que todo fue un montaje del jefe del grupo de menores de la Policía de Sevilla. Y cuentan con testimonios de abogados defensores y hasta de Ángel Salas, el juez ponente de la sentencia, y del propietario del Arny.

Homofobia

"Tenías la sensación de que cualquier persona gay conocida iba a salir en la lista de acusados", apunta en un momento el excorresponsal de 'El Mundo' en Sevilla, ya que la homofobia es otro de los temas que planea a lo largo del documental. "Se estigmatizó a toda la comunidad homosexual porque, como dicen los entrevistados, a partir de ese momento parecía que todos arrastraban esa historia sórdida", señala el director aludiendo a la "caza de brujas" que denuncian algunos testimonios.

"Todos tenemos algo con lo que reflexionar después de ver el documental", apunta la productora, que tiene un objetivo en mente: "Nos tiene que servir para que todos esos horrores que se cometieron no vuelvan a producirse".