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Entrevista

Luis Zahera: "Los 'villanos' querríamos hacer de héroe alguna vez"

El malo favorito de la ficción española ha estrenado tres series, una película con Rodrigo Sorogoyen y sigue de gira con el monólogo 'Chungo'

Luis Zahera. Reuters

Luis Zahera lleva en la profesión más de tres décadas, pero al gran público le costó un tiempo reparar en él. Alcanzó la fama a escala nacional gracias a 'Celda 211' (2009), y se consagró como actor mayúsculo gracias a 'El reino' (2018), que le proporcionó el Goya. Desde entonces, ya confirmado como un especialista a la hora de encarnar a tipos poco recomendables, no ha dejado de trabajar.

Desde que empezó 2022, sin ir más lejos, ha estrenado tres series –'La Unidad 2', 'Entrevías' y 'Operación Marea Negra'–; ha paseado por la cartelera a bordo de la comedia 'Canallas', y en Cannes presentó su nueva colaboración con el director Rodrigo Sorogoyen, 'As Bestas'. Entretanto, sigue de gira por toda España con 'Chungo', su monólogo de humor.

¿Por qué 'Chungo'? ¿Es ese el calificativo que, en su opinión, mejor le define?

Espero que no. Pero el concepto del monólogo es 'Luis Zahera ridiculiza a Luis Zahera' y, más concretamente, en él me río de esa tendencia mía a interpretar personajes corruptos, delincuentes y mala gente en general. Ojo, no es decisión mía, son los papeles que me ofrecen, y me gustaría que también fueran de otro tipo. Pero bueno, el monólogo va de eso. Hablo de mi infancia y mi juventud, y de mis padres, y mis hermanas, para tratar de explicar cómo llegué a convertirme en un 'chungo'.

En todo caso, los personajes oscuros suelen ser los más jugosos, ¿no es así?

Yo tengo la voz y la cara que tengo, no las puedo cambiar. En todo caso, lo peor para un actor no es que lo encasillen, sino no trabajar. Por lo demás, creo que todos los que solemos hacer de villanos querríamos ser el héroe alguna vez, y al revés. Lo que sí es indudable es que los papeles secundarios tienen una ventaja: acostumbran a estar más desdibujados en el guion que los principales y, a la hora de darles vida, eso te da más espacio para hacértelos tuyos. Yo siempre llevo una libreta en la que tomo notas, y leo mucha novela negra para coger ideas.

Este año ya lo hemos visto en tres series, ha estrenado una película en cines y ha presentado en el Festival de Cannes As Bestas. ¿Es que usted nunca descansa? 

Con Sorogoyen me ha tocado la lotería. Ya he rodado tres películas con él, y se está convirtiendo en uno de los grandes cineastas del país. Por lo demás, soy un yonqui del trabajo. Me encanta actuar, me hace sentir que vuelvo a la niñez. Mi sobrina asegura que estoy de moda, y tengo amigos que me dicen: "¡Por fin ha llegado tu hora!". No sé, en esta profesión interviene mucho el azar, y yo soy un suertudo.

"Siempre llevo una libreta en la que tomo notas, y leo mucha novela negra para coger ideas"

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Los actores suelen decir que hay que aprovechar las buenas rachas: nunca se sabe cuándo dejará de sonar el teléfono...

Ya, pero en mi profesión también hay un dicho que afirma lo contrario: las grandes carreras se hacen a base de decir que no: fíjese en Tosar, Bardem y Penélope. Yo tengo dificultades para rechazar papeles. Pero estoy aprendiendo. Tengo 56 años y, por ejemplo, ya no pasaría 17 horas seguidas rodando un corto. Ya no tengo tanta energía.

Si le cuesta tanto decir que no, tal vez sea porque durante mucho tiempo no se lo podía permitir, ¿no? 

Cuando se estrenó Celda 211 yo ya tenía 43 años y agradezco que fuera así. La popularidad puede ser algo muy difícil de gestionar si te pilla muy joven: puedes volverte un cretino. Pero bueno, al fin y al cabo todos los actores aspiramos a gozar de ella, al menos al principio. Ansiamos que nos conozcan por la calle, que nos entrevisten, que los espectadores vayan al cine a vernos.

"Me molesta un poco que Galicia sea retratada como un escenario para el narcotráfico o un lugar rural y tercermundista"

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Usted, en cambio, detesta verse a sí mismo en pantalla. ¿Por qué?

Sergio Peris-Mencheta, un actor y director extraordinario, me dijo una vez que él no ve sus propias películas y series porque no le aporta nada, y a mí me pasa lo mismo. ¿Qué puedo sacar de revisar mi propio trabajo cuando ya no hay forma de corregirlo? Si me gusta lo que veo, igual se me infla el ego; si no me gusta, seguramente me atormentaré hasta volverme loco. En general no me gusto, me veo muy sobreactuado.

'As bestas' es un nuevo exponente de un subgénero, el thriller gallego, que parece estar en boga en cine y televisión.

Reconozco que a veces me molesta un poco que Galicia sea exclusivamente retratada como un escenario para el narcotráfico o bien como un lugar rural y tercermundista, pero hasta cierto punto lo entiendo. Además, hay que reconocer que tanto la droga como los parajes inhóspitos tienen algo muy cinematográfico.

"Es incomprensible que un Gobierno de izquierdas haya aprobado una ley audiovisual que protege a los más fuertes"

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Si el presente que nos ha tocado vivir fuera una película, ¿también sería un thriller?

O tal vez una de terror apocalíptico. Yo estoy muy desorientado. Leo la prensa, y sigo las noticias, pero no entiendo nada; he perdido la intuición, ya ni sé por dónde sopla el viento. En parte es culpa mía, soy un analfabeto tecnológico; no sé usar internet ni para buscar los horarios de la Renfe. Pero creo que la confusión es un mal que nos está afectando a todos. El otro día hablaba con mi sobrino sobre todo lo que ha pasado en los últimos tiempos, de las pandemias a los desastres naturales y la guerra en Ucrania, y me dijo: "Estoy hasta los cojones de vivir acontecimientos históricos". Yo también. Pero intento ser optimista. Saramago decía que "el caos es un orden por descifrar". Ojalá saquemos algo en claro de estos momentos durísimos.

La nueva Ley Audiovisual ha generado polémica porque, dicen, favorece a los grandes grupos de comunicación frente a la producción independiente. ¿Qué opina?

Desconozco la letra pequeña de la ley, lo confieso. De todos modos, me parece incomprensible que un Gobierno de izquierdas apruebe una norma que protege a quienes poseen mayor músculo económico. Por otra parte no deberíamos sorprendernos, porque la única lógica económica que existe es la capitalista y, como decían los anarquistas, el capital es el único animal que devora a sus propios hijos. Es desalentador. No me gusta decir que España desprecia la cultura, pero sí es muy dura con ella. 

Recuerde que acaba de decir que intenta ser optimista...

Ya, pero no lo consigo. Los gallegos somos pesimistas. Miro al horizonte y solo veo nubarrones, y eso que a mí todo me va de lujo.

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