'Ana Tramel. El juego' llega esta noche a La 1 de TVE para hacer reflexionar a la sociedad sobre los problemas y los peligros de la ludopatía. Dentro del reparto de la nueva serie de la cadena pública, también se encuentra Natalia Verbeke, que interpretará a Concha, una abogada que ayudará a la protagonista interpretada por Maribel Verdú en su batalla judicial para defender a su hermano, acusado de asesinar al director del casino Gran Castilla. YOTELE habla con Natalia Verbeke sobre su personaje en 'Ana Tramel. El juego', entre otros muchos asuntos.

-¿Qué van a poder ver los espectadores en 'Ana Tramel. El juego'?

-Se van a encontrar con un thriller judicial muy adictivo y con personajes femeninos muy potentes. Es una serie que trata el tema de la ludopatía desde, como dijo Roberto Santiago (guionista de la ficción y escritor de la novela en la que se basa), un lugar que no se había tratado antes. No desde el glamour, sino desde toda la tragedia y todo lo sórdido que tiene el juego cuando se convierte en una enfermedad.

-Interpretas a Concha, una abogada especialista en multas e infracciones de tráfico, algo muy diferente a esa batalla judicial que emprende en la serie. ¿Cómo reacciona cuando Ana Tramel llega con este asunto tan gordo?

-Concha siempre lo ha deseado. Lleva toda la vida insistiéndole a Ana (Maribel Verdú) que por favor monten juntas un bufete para casos del estilo del que ahora van a tratar, pero Ana siempre ha considerado que era mejor abogada que ella y nunca ha querido. Y al final, a Concha le ha faltado ese empujón que podía darle Ana, que es una abogada brillante, para poder montar sola ese tipo de bufete, y ha optado por abrir uno de multas de tráfico, lugar en el que se asegura un cierto dinero que le permite tener una vida acomodada, su familia y la comodidad en la zona de confort.

-Al rodar escenas dispares en las cuales no todos coincidís, ¿cómo reaccionáis cuando veis la serie completa?

-Te sorprende muchísimo porque, aunque tú te llegues a leer todo el guion, no es lo mismo leer que poder verlo con esos actores dandole vida. A lo mejor te lo has imaginado de una manera pero luego te lo encuentras con otra. Además, también hay una cosa que los actores terminamos un poco centrándonos en nuestra trama y, de repente, redescubre las tramas de los demás y te enganchas como un espectador más. Realmente, la serie te atrapa.

-Respecto a los guiones, ¿cómo preparaste tu personaje? ¿Utilizas la novela como recurso de apoyo para comprender más a fondo el personaje?

-Utilizas la novela porque la información que te da es mucho más amplia de la que te pueden dar los capítulos. Al fin y al cabo a Roberto Santigo no le queda otro remedio. Está súper bien adaptada. Por suerte, la ha hecho él, pero, evidentemente, hay una información que está en la novela que a mí me aporta muchos más datos que los que me puede aportar el guion, y me enriquece y me ayuda a comprender cosas del personaje que, incluso aunque no estén por guion, a mi me viene muy bien tenerlas ahí para tener ese recurso de apoyo.

-En ese proceso de construcción de tu personaje, ¿has recurrido a Roberto Santiago, guionista y escritor de la novela en la que se basa 'Ana Tramel. El juego', en algún momento de duda sobre Concha?

-No, porque está tan claro en la novela. Te da una información alucinante. Cuando me ofrecieron la serie, leí los tres primeros capítulos y me engancharon tanto que quería saber qué más pasaba, pero no estaban escritos. Así que me compré la novela, que me dio una gran cantidad de información. Todo aquello que le hubiera preguntado a él no me hacía falta ya porque venía todos los detalles de mi personaje.

-Cuando leías la novela, ¿veías a Concha con tu cara? ¿Te imaginabas esas acciones de tu personaje?

-Creo que era bastante parecido a lo que pude imaginarme, dentro de lo que sentí en el momento de leer la novela y en el momento de interpretar. Cuando lo ves, como tú no has visto el montaje, cambia mucho todo, pero sí. Tuvo mucho que ver la intuición que tenía al leerlo por primera vez con lo que luego hice.

-¿Cómo ha sido tener a Maribel Verdú como compañera de reparto? ¿Qué te ha aportado?

-Siempre he soñado con trabajar con Maribel. Me parece una de las mejores actrices de este país y de las más valientes, pero mucho antes de trabajar con ella nos hicimos amigas. La amo. No solo la amo, sino que es una actriz híper generosa. Ella y Carmen Maura son de las personas más generosas que me he encontrado a la hora de trabajar. Es un placer trabajar con Maribel porque te hace mejor actriz y está ahí para ti, incluso cuando no está en cámara. Tiene una generosidad absoluta. Luego te ríes un montón. Encima tenemos esa complicidad por la amistad de fuera. Fue como irme de excursión.

-Además de tratar los problemas de la ludopatía, 'Ana Tramel. El juego' está protagonizados por dos personajes femeninos con mucha fortaleza. Es más, el personaje más débil es el masculino, que, en este caso, está interpretado por Unax Ugalde. ¿Fue un aliciente esta características para aceptar el papel de Concha? ¿Qué significa para una actriz tener entre manos un proyecto así?

-Los personajes femeninos en esta serie son muy potentes, y eso para una actriz es una suerte y un regalo. Eso no quiere decir que sean muy fuertes, ya que tienen su fragilidad. De hecho, probablemente la más frágil de todas sea Ana Tramel (Maribel Verdú), que es una mujer que tiene todas las adicciones posibles. En muchas ocasiones, Concha actúa con Ana como si fuese una madre, y estoy hablando de un personaje, el mío, que está pasando una situación terrible en su vida, de la que no puedo hablar, pero que se olvida de todo eso para volcarse en ayudar a su amiga. Hay una gran sororidad entre las mujeres en esta serie.

Cuando se te plantea un personaje tan rico que no es simplemente el prototipo, sino que hay mucho donde sacar, y que es tan real, porque creo que son más reales esas mujeres que las que son el simple arquetipo de lo que deberían ser una mujer. Es un lujo.

-Respecto a la ludopatía, ¿te sorprendió ese mundo tan oscuro al leer la novela o el guion de la serie?

-Me sorprendió muchísimo porque desconocía absolutamente lo sórdido que es. Uno sabe que existe la ludopatía, pero no me había puesto a indagar ni le había prestado demasiada atención, y los datos que se presentan tanto en la serie como en la novela me dejaron alucinada.

-Se comenta bastante ese equilibrio que tienen los actores entre fragilidad y ego. En tu caso, ¿en qué lado te colocarías tú?

-Es algo que es mitad y mitad. Es inevitable no ser frágil cuando juegas con tus sentimientos y con tu vulnerabilidad, pero pienso que la fragilidad es un valor tan bueno como la fuerza. Es muy valiente aceptar tu fragilidad y jugar con ella, no tratándola como algo malo. Desde esa cualidad se pueden crear muchas cosas muy interesantes.

-No ha sido el caso del juego entonces, pero ¿qué has aprendido a lo largo de tu carrera que te haya servido en tu día a día?

-Esta profesión me ha ayudado a tener mucha más empatía, a comprender y ponerme en el lugar del otro y a intentar entender que el malo tiene sus motivos para hacerlo. Creo que te hace mucho más tolerante, y en mi día a día creo que es lo más he aprendido.

-¿Has hecho alguna incursión personal en ese mundo para documentarte?

-No sé jugar ni al póker (risas). No me atrae.

-¿A qué eres tú adicta?

-Al chocolate negro (risas). Todos los días tomo chocolate, desde 70% para arriba. Me encanta. Para mí el negro es el mejor y el más rico. Con leche no me gusta.

-Además de 'Ana Tramel. El juego', ¿qué próximos proyectos tienes?

-Lo siguiente será teatro con Claudio Tolcachir. La obra se llama 'El tercer cuerpo'. No te puedo decir exactamente para cuando, pero es para el próximo 2022 porque empezamos a ensayar en diciembre o enero.