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Entrevista

Javier Gutiérrez: "Echo en falta el carisma de Supergarcía"

Este emblema de la comedia y el 'thriller' españoles es un sosias de José María García en la serie 'Reyes de la noche', estreno en Movistar+ este viernes

Javier Gutiérrez como Paco Maldonado 'El Cóndor'.

-¿Era y/o sigue siendo oyente de la radio deportiva? 

Escucho todavía varios programas, igual que leo diversos periódicos. Oigo 'Tiempo de juego' en la COPE, 'Carrusel deportivo' en la SER y, como buen aficionado del Racing Club de Ferrol, 'Galicia en goles' de la RG. Ahora mismo, en realidad, me interesan más la Segunda división y la Segunda división B que la Champions. Disfruto mucho escuchando los programas sobre esos equipos.

-¿Y era de oír a José María García? Aunque 'Reyes de la noche' le cambie el nombre (aquí es Paco Maldonado) y alias (ahora El Cóndor), la referencia es clara.  

-Lo era, lo era, igual que de José Ramón de la Morena [presunta inspiración del personaje encarnado por Miki Esparbé, competidor de El Cóndor en la misma franja horaria]. Esa forma de hacer periodismo ya no es habitual. Eran tiempos en los que el periodista deportivo llegaba a tener un poder increíble y se llegaba a erigir en todo un líder de opinión. Me gustaba ese modo de hacer, aunque he de reconocer que llegaba a ser violento. Creo que ahora mismo hay una añoranza por esa autenticidad. No todo aquello debería volver, pero yo, al menos, echo en falta ese carisma.

-Su personaje define el programa de confesiones de Marga Laforet (Itsaso Arana) como "un chocho hablando con tarados". Esa clase de misoginia, ¿es sátira? ¿O más bien neorrealismo español?

Yo diría que ante todo es sátira. Pero es cierto que en aquella época había un machismo increíble. Esas actitudes siguen presentes en la actualidad, mal que nos pese. Tampoco hemos cambiado tanto. El mundo de la mujer ha avanzado, pero le está costando muchísimo. 

-En la serie vemos a hombres fumando en el trabajo y alardeando en público de sus conquistas y deseos. ¿Diría que esto es una especie de 'Mad men' patrio? 

-Me parecería fantástico si alguien pensara en una serie tan buena viendo la nuestra. Lo del tabaco era una constante en los medios, incluyendo la televisión, hasta no hace mucho. Para los que tenemos una edad, es imborrable el recuerdo de 'La clave', el programa de José Luis Balbín. Todo estaba lleno de humo. Fumaban y bebían. O recordemos a Fernando Arrabal borracho encima de la mesa en 'El mundo por montera'. ¡Eso llegó a ser un escándalo!

-En su anterior comedia televisiva, 'Vergüenza', había rastros de poshumor. 'Reyes de la noche' no puede ser más directa. Pero en ambos casos interpretaba a un hombre bastante mezquino. ¿Por qué le atrae esta clase de personaje? 

-No es premeditado. Son proyectos que han ido llegando. 'Vergüenza' estuvo nueve años en un cajón antes de que Movistar+ llegara y lo rescatara. Era una serie realmente irreverente. Me cuesta catalogarla. De hecho, me sorprendió que nos dejaran llegar hasta una tercera temporada. Tampoco sé si esos personajes son tan parecidos. Me lo han dicho varios periodistas y no estoy seguro.

-¿Quizá se parecen, por ejemplo, en su afán por proyectar una seguridad que no tienen?

-En el caso del Cóndor, la seguridad es máxima y con ella se lleva todo por delante. No estoy tan seguro con Jesús de 'Vergüenza'. Ni siquiera rodando los últimos episodios sabía qué pensar de ese personaje; si se tomaba en serio a sí mismo o no.

-Las plataformas han logrado que series y películas españolas se vean alrededor del mundo y reciban una atención global antes inimaginable. ¿Es un momento emocionante?

-Definitivamente es un momento de lo más emocionante. Y que ha llegado justo cuando más lo necesitábamos. Siempre se han hecho buenas series y películas en España, pero la producción ha cogido ahora un músculo envidiable y nos ha convertido en referencia para otros países.

-Hace unos años le vimos en la adaptación de 'Assassin's Creed'. ¿Le han tentado para muchos proyectos internacionales?

-Ha habido algunas ofertas, pero lo de aquí era tan interesante que no me sentía con ganas de salir. Eso debía haberme pillado con veinte años menos. Además, prefiero ser cabeza de ratón que cola de león.

-En cine ha hecho sobre todo comedia, pero desde hace unos años también ha brillado en papeles dramáticos. Todavía hoy actuamos sorprendidos cuando un actor especializado en comedia lo borda en un drama. ¿No es la comedia algo realmente difícil y que te arma de recursos?

-La comedia es la cosa más difícil. Un actor experto en ella tendrá muchos recursos para hacer drama. Tampoco hace falta mirar hacia la escuela estadounidense o británica. Alfredo Landa hacía todo el landismo y de repente se desmarcó con 'Los santos inocentes'. José Luis López Vázquez era un icono del destape y después hizo 'Mi querida señorita' o 'La cabina'. En mi caso, toda la comedia que he hecho, incluso la que tiempo después puedo ver y considerar floja, me ha servido luego para enfrentarme a proyectos de envergadura.

-Desde 'La isla mínima' se ha convertido en presencia habitual en 'thrillers'. ¿Le ha sorprendido acabar siendo casi un emblema de este género? ¿O lo buscaba?

-No lo esperaba, pero me encanta. Tampoco sé si soy todavía un emblema, pero lo que hecho, como hace poco 'Bajocero', ha tenido repercusión. Soy un apasionado de la novela negra, en realidad. Y antes de meterme en la actuación, me planteé ser criminólogo y detective privado. El universo de Carvalho me marcó mucho. Junto con la comedia, el thriller es el género en el que más cómodo me encuentro.

-De su más de una treintena de películas, ¿hay alguna que crea que merezca otra consideración? Una joya semisecreta. 

-Hay una 'tv movie' que hice hace unos años, 'Las manos del pianista', dirigida por Sergio G. Sánchez, quien me interesa mucho como guionista y director. Se basaba en una novela del detective Ricardo Cupido, la creación de Eugenio Fuentes. Era una 'tv movie' muy bien hecha. También pienso que 'El olivo', de Iciar Bollaín, mereció mejor suerte en los cines. Luego se ha visto mucho en televisión, pero en salas no tuvo la acogida merecida.

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