HBO continúa avanzando con paso firme en su lujosa puesta al día del abogado televisivo Perry Mason. La segunda temporada de esta nueva versión ha terminado esta semana dando un nuevo paso en la deconstrucción del mítico personaje. Perry Mason aún no es el infalible penalista que conocimos en los días en los que la televisión empezaba a dar sus primeros pasos, pero temporada a temporada se están asentando sus cimientos. Estamos ante una deconstrucción en toda regla del personaje, con una revisión tan radical como lo fue en su día el reinicio de la saga James Bond con 'Casino Royale'.

Incompresiblemente es una serie de la que se habla muy poco, a pesar de que se trata de un sofisticado plato que dejará más que satisfechos a paladares exigentes. Quizá el que hayamos tenido que esperar tres años para esta nueva entrega haya podido hacer que pase más desapercibida. Ahora que la temporada está completa es buen momento para disfrutarla de tirón en el sofá durante uno de esos maratones seriéfilos de fin de semana. El guión se apoya en los cimientos de los grandes clásicos, al tiempo que también entra a saco en el revisionismo y la puesta al día de algunos de los secundarios de la serie clásica para hacer la trama más inclusiva. A estas alturas, series de abogados hemos visto ya unas cuántas. Así que ha sido un acierto situar la trama en otra época, en lugar de hacerlo en nuestros días. Esta precuela logra encontrar su esencia y desmarcarse de otras series de abogados que su título madre ayudó a cimentar.

Esta nueva versión de Perry Mason es todo un homenaje a los clásicos del cine negro con una atmósfera en la que se mastica la densa humareda de la nicotina y los gramófonos escupen música jazz. La trama se desarrolla en la ciudad de Los Ángeles durante los años treinta, cuando todavía persisten los efectos de la Gran Depresión y la corrupción campa a sus anchas. Polis de dudosa reputación y fiscales que meten en la cárcel a quien sea con tal de sacar un rédito político. Un duro ambiente para poner a prueba el temple del personaje como defensor de la Justicia.

Al igual que en las películas de Daniel Craig como James Bond vimos un viaje para convertirse en el agente secreto con licencia para matar más famoso de la historia del cine, aquí asistimos al de Mathew Rhys en el reputado penalista que hará lo que sea por demostrar la inocencia de sus clientes y capaz de desenmascarar al verdadero culpable en pleno interrogatorio durante el juicio. Puede que con el giro final de esta segunda temporada algunos puedan pensar que el viaje ha terminado, pero aquellos que conocen al personaje saben que aún nos queda alguna parada más en el camino. Tenemos alguna que otra estación por delante todavía.

Aunque la serie lleva el nombre de Perry Mason, los guionistas no se olvidan, ni dejan de lado a su equipo de colaboradores que también tienen intervenciones decisivas en el desarrollo de la trama. Della Street (Juliet Rylance) ya no es la mera secretaria del abogado, en la serie vemos que en el despacho ella es tan importante como su socio y hasta tiene su oportunidad de lucirse en los interrogatorios. Y basta ver la serie para saber que de momento es poco probable que veamos en los argumentos tramas de tensión sexual no resuelta entre Mason y ella, como sí ocurría en la serie original.

La trama de esta segunda temporada arranca con el asesinato del hijo de un millonario con gran influencia en la ciudad y envuelto en negocios turbios de todo tipo. Como autores del crimen han sido detenidos dos inmigrantes mejicanos y todo apunta a que se trata de cabezas de turco que irán a prisión en vez de los verdaderos culpables. En los primeros episodios de esta nueva entrega, Mason no quiere saber nada de causas penales y quiere limitar su agenda a pleitos civiles. Cuando la familia de los dos detenidos acude a su despacho a pedirle ayuda y ve que las pruebas que hay contra ellos parecen más un montaje que una investigación penal, su conciencia le dice que no puede quedarse al margen. La trama dará muchas vueltas, con esos giros inesperados a los que estamos tan acostumbrados los amantes del género, pero el protagonista se verá obligado a tomar radicales decisiones cuando se enfrenta al hecho de que sus clientes tampoco son tan inocentes como parecían, ni el cacique de turno tan culpable.

Si en la primera temporada, veíamos a un Perry Mason más inseguro y con una vida personal totalmente inestable; ahora vemos cómo consigue superar sus complejos y saber que tiene que pagar un precio por sus pecados, un pago que le ayudará a comprender y asimilar lo que es la Justicia. El final de temporada puede dejar un regusto amargo tras una victoria agridulce. Para no olvidar de dónde venimos, al final de la temporada se recupera la sintonía original de la serie antigua, tal y como ya se hizo en la primera. Todo un acierto para despertar la vena nostálgica.

En la serie de televisión clásica se usaba la tradicional fórmula del caso de la semana, mientras que la versión HBO parece que tendremos un único caso por cada temporada. La cadena aun no ha desvelado nada sobre el futuro de la serie. El final deja la historia más o menos cerrada, pero muchos sabemos que aun tenemos más camino por recorrer. El creador literario del personaje  Erle Stanley Gardner escribió en su día cerca más de sesenta relatos protagonizados por él, libros que se enmarcaban en la novela pulp. Así que mientras que los productores sigan soltando el dinero podremos tener Perry Mason para rato.