Cancelan Pasapalabra por algo que hace la concursante Rosa

"Pensé que era trampa", ha dicho la gallega

Rosa, en Pasapalabra

Rosa, en Pasapalabra / Antena 3

Jorge López

Jorge López

Si algo nos ha enseñado este último programa es que, en Pasapalabra, todo puede cambiar en cuestión de segundos. Un impulso puede costarte el bote... o abrirte la puerta a la gloria.

La intuición, a veces aliada, otras traicionera. Eso fue exactamente lo que ocurrió en la última entrega de Pasapalabra, donde Rosa, una de las concursantes más queridas, apostó por su instinto… y perdió. En el momento más decisivo del programa, El Rosco, se dejó llevar por una corazonada que resultó ser un error fatal. “Pensé que era una trampa”, confesó después, visiblemente frustrada.

Mientras tanto, Manu volvió a demostrar por qué es uno de los grandes titanes del concurso. El madrileño protagonizó una espectacular remontada que no solo le aseguró otra victoria, sino que envió a Rosa de nuevo a la temida Silla Azul. Y aunque la tensión era palpable, el programa también dejó espacio para el humor: la anécdota de la aspirante —o más bien de su marido— arrancó sonrisas e incluso conquistó a Roberto Leal.

Un clásico que resiste el paso del tiempo

Desde su debut en el año 2000, Pasapalabra se ha convertido en un referente de los concursos televisivos en España. Ha cambiado de cadena, ha renovado secciones y presentadores, pero ha sabido conservar lo esencial: un formato ágil, una competencia vibrante y la emoción del conocimiento en tiempo real.

El alma del programa sigue siendo El Rosco: 25 letras, 25 preguntas, y un reloj que no perdona. Los concursantes deben ganarse cada segundo en las pruebas previas, segundos que se convierten en su único escudo frente a la presión de la última ronda. No es solo un juego de palabras; es un pulso contra el tiempo, el lenguaje y los propios nervios.

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