Alerta máxima por lo que le ocurre a Belén Esteban: su familia y amigos hacen saltar las alarmas

La colaboradora de La familia de la tele está al borde del colapso: "No puede más"

Preocupación máxima por lo que le ocurre a Belén Esteban: su familia y amigos hacen saltar las alarmas

Preocupación máxima por lo que le ocurre a Belén Esteban: su familia y amigos hacen saltar las alarmas

Jorge López

Jorge López

Belén Esteban es una colaboradora de televisión que no deja indiferente a nadie. Querida y odiada a partes iguales, la 'princesa del pueblo' era una de las apuestas seguras dentro de los fichajes del nuevo programa de TVE La familia de la tele. El estreno de este espacio, sucesor del famoso 'Sálvame', anunciado a bombo y platillo a pesar de la oposición de muchos sindicatos de RTVE, hacía prever que su emisión iba a ser un bombazo.

Sin embargo, las audiencias son soberanas y lo que reflejan es que el espacio no interesa y que, con toda probabilidad, el universo Sálvame haya llegado a su fin.

Una de las consecuencias directas del batazo del programa es el estado en el que se encuentra una de sus colaboradoras estrella: Belén Esteban.

Metida en un peligroso bucle

Si bien es cierto que ya la hemos visto llorar en directo en La familia de la tele (por los malos datos de audiencia), el fotógrafo Diego Arrabal asegura que el durísimo golpe que se ha llevado la de Parcuellos por el estrepitoso fracaso del programa está haciendo mucha mella en su salud emocional.

No solo llora en directo, sino que Arrabal cuenta que, en privado, está inmersa en un bucle de tristeza por culpa de La familia de la tele, que está preocupando mucho a su entorno: familia y amigos.

La tensión es tal que desde La Osa Producciones ya temen una salida inminente de la colaboradora estrella, quien se encuentra al límite de solicitar una baja médica por agotamiento emocional. “No puede más”, aseguran fuentes cercanas. Y lo más preocupante es que este estado no se manifiesta como parte de un espectáculo mediático. No hay shows ni victimismo delante del público: las lágrimas son reales, constantes y, sobre todo, privadas. Belén se descompone tras bambalinas, y quienes han presenciado esas escenas aseguran que nunca la habían visto tan vulnerable.

No es la caída de los números lo que pesa más. Es el silencio. Un silencio frío, implacable, que sustituye al rugido de la audiencia que antes la ovacionaba. Belén Esteban, figura incontestable durante años en el corazón de la televisión popular, se enfrenta ahora a una realidad que nunca imaginó: la indiferencia.

Según ha señalado Arrabal, este no es solo un revés profesional, sino un golpe al núcleo de lo que ella era en la pantalla. Belén no vivía del guion ni del formato: vivía del aplauso, del cariño del espectador, de sentirse imprescindible. Y cuando ese calor desaparece, también se enfría la imagen en el espejo.

A diferencia de otras veteranas del medio, como María Patiño —que ha sabido encajar altibajos con distancia y oficio—, Belén absorbe el rechazo con el corazón expuesto. No distingue entre el personaje y la persona, y eso convierte cada bajón de audiencia en una herida íntima.

La televisión no perdona, y las comparaciones con otros formatos que arrasan en la misma franja horaria no hacen más que agrandar una sensación de derrota que trasciende lo profesional: se cuela en lo emocional, lo identitario.

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