Bronca de Terelu Campos en 'De viernes': amenaza con demandar a sus compañeros

Terelu Campos no se encuentra en su mejor momento ante las críticas que está recibiendo de algunos de sus compañeros de profesión en las que la tachan de altiva, prepotente y soberbia en el trabajo.

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Varios excompañeros de Terelu han acudido al programa de 'TardeAR' sin mostrar su rostro para confirmar estas teorías y, además, desvelar nuevos detalles: como que la asistenta también le tenía que remover el yogur.

Todas estas críticas finalmente han tenido la respuesta de la hija de María Campos, en el programa De viernes de Telecinco.  Ha optado por dejar de guardar silencio y responder con firmeza. En lugar de disculparse o hacer una reflexión crítica, Terelu ha anunciado que emprenderá acciones legales contra quienes han puesto en entredicho su profesionalismo y han criticado su actitud en el programa. Así lo expresó recientemente en una emisión donde se mostró claramente afectada por las acusaciones provenientes tanto del plató como de antiguos colegas de otras cadenas:

“No pienso seguir alimentando esta situación. Las cosas deben colocarse en su sitio”, declaró con rotundidad.

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Terelu también aprovechó el momento para reivindicar su trayectoria en el medio, asegurando que sus más de cuatro décadas en televisión hablan por sí solas. Afirmó haber mantenido relaciones respetuosas con una amplia gama de compañeros, y para contrarrestar los señalamientos sobre su falta de compañerismo, compartió una vivencia que, según ella, refleja su compromiso con el equipo técnico: “Cada día en el programa tenía cuatro cámaras nuevos, y me aprendía sus nombres porque no soportaba llamarles ‘oye’.”

No obstante, pese a su discurso contundente, la división entre bastidores parece evidente. La tensión se percibe no solo en la pantalla, sino también en los pasillos de Telecinco, donde circulan rumores de que algunos colaboradores estarían considerando abandonar el proyecto si el clima laboral no mejora. Mientras tanto, la dirección del programa se enfrenta al desafío de contener el conflicto sin poner en riesgo el formato, que, aunque sigue generando titulares, podría acabar perjudicado por sus propias disputas internas.