La ruta que os proponemos hoy tiene una dificultad media y una duración aproximada de 2.30 horas. Como siempre, os recomendamos llevar un calzado cómodo, preferiblemente específico para hacer senderismo, ropa adecuada y que transpire bien, crema solar, agua y algún tentempié para el camino. Es una ruta bastante asequible a todos los niveles en la que se pueden llevar carritos de bebé específicos para senderismo.

El punto de partida es la puerta principal de la iglesia de Sant Carles, que debemos aprovechar para visitar antes de partir. Siguiendo por la calle Venda de Peralta, hacia el mítico Bar Anita (dejaremos para la vuelta la degustación de sus deliciosas hierbas ibicencas caseras), giramos luego a la izquierda para tomar la calle en dirección a Cala de Sant Vicent. A continuación, cogemos el primer camino a la derecha, que comienza con una ligera cuesta y se va tornando más empinado. Nos encontramos en una antigua zona de cultivo con olivos centenarios.

Al llegar a lo más alto de la primera cuesta debemos seguir el camino principal dejando a la derecha la entrada a una casa. Aquí el camino desciende un poco y está flanqueado por muros de piedra seca. Continuamos descendiendo y pasaremos por las ruinas de una Païsa o antigua casa de aperos que debemos dejar a la derecha hasta llegar al siguiente cruce, en el que debemos girar a la izquierda. En el siguiente cruce tomamos el camino de la derecha, que sigue siendo un camino ancho de tierra.

Un poco más adelante (y tras pasar un par de caminos privados con verjas) encontramos restos de un horno de cal. El camino continúa descendiendo suavemente y dejando diversos caminos a ambos lados. Nosotros hemos de permanecer siempre en el principal.

En un momento dado el camino principal se bifurca en dos, dejando frente a nosotros una casa con fachada de piedra. Hemos de seguir por el camino de la izquierda, que baja hasta convertirse en una fuerte pendiente. Nos estamos adentrando en una zona residencial y debemos seguir el camino hasta llegar a la carretera de Cala Mastella, que tomamos hacia la izquierda hasta llegar allí.

Una vez en la playa la cruzamos de izquierda a derecha, hasta encontrar un sendero que lleva al Restaurante Sa Sénia. A mitad del sendero encontramos a la derecha la noria que da nombre al restaurante.

Pasamos por detrás del restaurante para llegar a la carretera, que cogemos hacia la izquierda. Desde la carretera tomamos el segundo camino a mano derecha (el primero lleva a una casa), a pesar de aparecernos una señal de camino cortado continuaremos por él. Es un camino muy ancho de tierra que se adentra en un bosque, hasta llegar a un cruce en el que debemos elegir el camino de la derecha que baja un poco. Salimos del bosque y en el siguiente cruce tomamos el camino de la derecha que sube y nos vuelve a meter en otro bosque, donde encontraremos los restos de hornos de cal.

El camino sigue subiendo y debemos dejar a nuestra derecha dos caminos (el primero con un gran transformador y el segundo lleva a una pista de tenis). Vamos a dar de nuevo al cruce de la cassa de piedras en ruinas, debiendo tomar ahora el camino de la izquierda, que es por el que hemos venido de Sant Carles y por el que retornaremos al pueblo.