El proceso de freír alimentos es uno de los más repetidos en toda cocina de cualquier hogar. Para ello, es conveniente utilizar un buen aceite, preferentemente de oliva, con la opción también de emplear el de girasol o cualquier otro apto para consumo alimentario. Sin embargo, en muchas ocasiones nos entran dudas sobre cuáles son las condiciones ideales de llevar a cabo este proceso.

En primer lugar, cabe tener en cuenta que lo ideal es utilizar aceite nuevo, pero por diversas razones, a veces nos convendrá reutilizar dicho ingrediente. Es por ello que para hacerlo debemos tener en cuenta una serie de consideraciones.

La primera de ellas es no emplear un mismo aceite para distintos tipos de alimentos. Esto es, por ejemplo, si hemos frito pescado, no reutilizar ese aceite para cocinar carne o alguna otra cosa, sino únicamente pescado.

Además, es necesario tener en cuenta que el aceite no podrá reutilizarse todas las veces que deseemos, sino que tiene unos límites que le llevan a perder sus propiedades y a dejar de ser saludable.

Por norma general, suele considerarse que el máximo de veces que se debe reutilizar el aceite es de tres. Probablemente en alguna ocasión hayas aprovechado más veces alguna vez este elemento, pero no es lo ideal por una serie de razones.

Aceite de freír. Shutterstock

El aceite sufre una serie de procesos degenerativos al ser tratado con altas temperaturas e interactuar con la materia orgánica de los alimentos, por lo que pasados los tres usos, se encontrará ya muy alejado de sus propiedades ideales.

El principal inconveniente del uso continuado de un mismo aceite es la formación de polímeros grasos, que conllevan un aumento del riesgo a largo plazo de sufrir accidentes cardiovasculares, al no poder ser procesados metabólicamente de manera adecuada por el hígado.

Además, existe un riesgo derivado de la formación de radicales libres en los ácidos grasos insaturados. Estos se asocian con una molécula de oxígeno, por lo que el doble enlace que los conforma queda comprometido, dejando uno de ellos abierto, y al tratarse de algo muy reactivo, puede causar la oxidación de las células, favoreciendo el envejecimiento y las posibles mutaciones del material genético.

Por estos motivos, es conveniente no utilizar el aceite más veces de las señaladas, reduciendo el riesgo de que se produzcan estos hechos y dando lugar a una alimentación más saludable y favorecedora para nuestro organismo.