Existe un debate prácticamente histórico que divide a los amantes de la carne en todo el mundo y que todavía no tiene una clara postura ganadora. Por un lado, se encuentran los defensores de la carne poco hecha, aquella que mantiene más jugo y un color rojo; por el contrario, están los que consideran que la carne debe cocinarse más pasada, cuando adquiere un color más marrón. También hay otras voces que aseguran que ninguno de los bandos tiene razón: "la mejor carne es la que se cocina al punto".

En realidad, ninguna forma de preparar este alimento es mejor que otra, pues se trata de un tema de gustos y sabores. Los paladares de algunas personas se mueren por degustar un filete tierno y muy jugoso, mientras, a otros, se les hace la boca agua solo con imaginar que se llevan a la boca un tenedor con carne más seca y bien pasada.

Si eres de los que aún no perteneces a ningún bando o tienes ciertas dudas, a continuación, explicamos las características de las diferentes formas de cocción:

A la inglesa

La carne a la inglesa es una carne muy poco hecha, sellada por dentro. La capa externa está bien cocida y el centro completamente rojo, crudo e incluso, algunos, prefieren que esté algo frío. La temperatura de cocción no debe superar aproximadamente los 53 grados y, dependiente de la carne, está lista en 3 minutos.

Con este punto tan bajo de cocción, se mantienen mejor los sabores y la textura y, además, se conservan mejor las vitaminas y nutrientes.

La carne poco hecha también se la denomina 'a la inglesa'. Unsplash

Poco hecha

La carne poco hecha se ve sellada por dentro y tiene un 75% de color rojo en el interior. Con esta forma de cocinar, a 52/55 grados de temperatura durante unos 6 minutos, el alimento no pierde su jugosidad, pero tampoco está frío.

Al punto

Este es el punto más cercano de acuerdo entre los amantes de la carne poco hecha y los que adoran la carne pasada. Esta carne también se mantiene sellada por dentro y su cocción, a unos 60 grados durante 7/8 minutos, garantiza su facilidad de digestión y la conservación de sus nutrientes.

La carne al punto garantiza su facilidad de digestión. Pixabay

Al punto hecha

No en todos los lugares distinguen esta categoría que está entre al punto y hecha. Se diferencia de la hecha en que el interior aún se mantiene prácticamente sellado, sin las grietas habituales de cuando la carne está más cocinada, y muestra un color rosáceo por dentro. Es en el momento en el que la carne comienza a perder su jugosidad y parte de sabor. Se cocina a 60/65º de temperatura y durante 9 minutos.

Hecha

Es el primer estadio en el que la carne ya no está sellada por dentro debido al calor. Apenas queda color rosa por el centro y por fuera ya es de color marrón.  Se cocina a unos 65-71º y durante 10-11 minutos.

La carne hecha es más seca que la poco hecha. Unsplash

Muy hecha

El color rojo dejó paso a un rosáceo que ya aquí desaparece para volverse marrón grisáceo por fuera y marrón por dentro. El alimento, cocinado durante doce minutos a una temperatura de más de 71 grados, pierde hasta un 70% de su jugosidad y queda algo más duro.