El verano es la época de mayor actividad para nuestra isla, y también para la agricultura. Las altas temperaturas favorecen el desarrollo y la acumulación de azúcares en frutas y vegetales y es el gran momento de la huerta, del que depende la economía de buena parte de agricultores.

El pescado de Eivissa, con sello propio. ZOWY VOETEN

En la agricultura local hay dos productos que destacan por su volumen y calidad: la patata roja y la sandía. La patata roja goza de un gran prestigio ganado por la variedad antigua, y es imprescindible en nuestra gastronomía tradicional: sofrit pagès, bollit de peix, enciam de patata, frita de polp.

La sandía, fruta del verano en Ibiza. Zowy Voeten

Actualmente se cultivan múltiples variedades de patata en Ibiza, entre las cuales destaca la variedad Desirée, digna sucesora de la patata tradicional por sus cualidades culinarias, ya que es excelente para la fritura y firme al hervir. Se comercializa en envases personalizados Sabors d’Ibiza en el que se indica la variedad.

Los aceites locales son de excelente calidad.

No hay más que probar la sandía cultivada en Ibiza para apreciar su dulzor y textura. Las variedades comerciales que se cultivan en la isla contienen pepitas, a diferencia de la tendencia actual del mercado, donde dominan las variedades sin pepitas. La razón es que la presencia de semillas aporta una textura crujiente.

La sandía es la gran fruta del verano: hidratante, refrescante y que además aporta licopeno, un antioxidante muy valioso. Su gran calidad la ha situado en las cartas de muchos restaurantes y de cadenas hoteleras de Ibiza.

El verano también es el momento de las variedades tradicionales de la huerta: pebrera blanca, ceba vermella (ingredientes originales, junto con la patata roja ibicenca, de la ensalada payesa, el plato de la huerta más emblemático); además del meló eriçó, puro dulzor, pero fugaz (su temporada es muy corta, así como su conservación).

De la mar, sus frutos

En estos momentos, la demanda de pescado fresco y marisco supera con creces las capturas de la flota local, priorizando su sostenibilidad. Es el gran momento de la langosta, que termina su temporada autorizada a finales de agosto, y de los pescados más apreciados y sometidos a una fuerte presión.

El esfuerzo que hacen las cofradías por marcar individualmente cada ejemplar con una brida de plástico con la doble identificación Peix Nostrum y Sabors d’Ibiza permite identificar fácilmente sus capturas en el comercio y la restauración.

Y no olvidemos que los acompañantes naturales de nuestra gastronomía son los aceites y vinos de Ibiza, reconocidos por la Unión Europea como Indicación Geográfica Protegida. Con una oferta cada vez más diversa, el verano es una oportunidad de descubrirlos y saborear los vinos blancos y rosados junto a un buen pescado o arroz, o un buen tinto en platos más consistentes, junto con un pan payés aliñado con aceite local.