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Crítica de 'Jurado Nº 2': Un Eastwood magnífico

El veterano director entrega un 'thriller' judicial de una inteligencia arrolladora que aborda conceptos como la verdad, la moral, la culpa y la justicia

J.K. Simmons, en una imagen de 'Jurado Nº 2'

J.K. Simmons, en una imagen de 'Jurado Nº 2'

Desirée de Fez

Sería una pena que una película como 'Jurado Nº2' pasara desapercibida, más aún pudiendo ser (esperemos que no) la última que dirija Clint Eastwood. Asomarse a una película así es reencontrarse con un tipo de cine que ya no se hace, o se hace muy poco. Lo nuevo de Eastwood es un 'thriller' judicial de una inteligencia arrolladora, inteligencia que se percibe en el texto (cuesta creer que sea el primer guion de Jonathan A. Abrams) y, por supuesto, en la dirección.

El protagonista es un hombre joven (Nicholas Hoult), a punto de ser padre, que debe formar parte del jurado en un juicio por homicidio. Con ese punto de partida, Eastwood levanta una película impecable que reflexiona con suma lucidez, siempre interpelando al espectador, sobre conceptos tan complejos como la verdad, la moral, la culpa y el papel de la justicia. La clave está en la manera en la que 'Jurado Nº2' sitúa todos esos conceptos a ras de suelo, evitando abordarlos como abstracciones. Para ello Eastwood y Abrams utilizan con maestría el punto de vista y profundizan con agudeza en la psicología, el contexto y las circunstancias de los personajes.

Contribuye a la eficacia de la película, muy entretenida, la magnífica dirección de Eastwood. Son palabras mayores la claridad con la que expone los dilemas del relato y de los personajes, la precisión con la que altera pasado y presente para exponer los hechos (magistral uso de los 'flashbacks') o su habilidad para describir a los personajes con detalles reveladores.

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