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Festival de San Sebastián

Cronenberg: “Me fascina el lado destructivo del ser humano”

El cineasta canadiense, uno de los más extremos y perturbadores que existen por su concepción del terror corporal, recibe el Premio Donostia en honor a su carrera

David Cronenberg. EFE

Un hombre pierde la piel y las extremidades, y queda transformado en una mosca gigante. La mano de otro individuo se convierte en un arma biomecánica inteligente. Una mujer lame la sangre de su bebé recién nacido. Un joven copula con una pierna, a través de una cicatriz con forma de vulva. Alguien se saca una pistola del abdomen. Una cabeza humana explota en mil pedazos en riguroso primer plano. Una filmografía llena de imágenes como esas ha convertido a David Cronenberg en uno de los cineastas más extremos y perturbadores que existen. “El proceso de civilización nos ha hecho suprimir nuestros impulsos más depravados, y por eso somos capaces de reunirnos sin matarnos los unos a los otros, pero como artista yo trato de explorar ese lado del ser humano que es destructivo, y que me fascina”, explica el cineasta canadiense al respecto de ese método creativo, que justifica sobradamente el Premio Donostia en honor a su carrera que el Festival de San Sebastián le concede este miércoles. 

Cronenberg ha hecho películas de terror a lo largo de la mayor parte de una trayectora profesional de cinco décadas, pero en su cine no hay casas encantadas, ni vampiros o zombis, ni fantasmas o seres endemoniados. Los monstruos que él concibe siempre son inconfundiblemente humanos. Su obra es el epicentro de un subgénero, conocido como ‘body horror’ o terror corporal, fundamentado en la desintegración o la transformación del organismo por vía clínica y en diálogo con la sexualidad: en ‘Vinieron de dentro de...’ (1975), un doctor inserta en un grupo de personas un parásito que las dota de un insaciable instinto sexual y asesino; en ‘Rabia’ (1977), una mujer moribunda es sometida a una cirugía experimental que la convierte a ella en algo parecido a una vampira dotada de un apéndice fálico bajo la axila, y a sus víctimas en bestias homicidas; en ‘Inseparables’ (1988), un ginecólogo diseña e intenta utilizar unos instrumentos quirúrgicos aberrantes sobre mujeres cuyos sistemas reproductivos considera mutantes. A partir de premisas como esas, él ha ahondado en cuestiones existenciales que casi ningún otro artista se ha atrevido nunca a plantear. “No trato de provocar al espectador”, ha asegurado hoy en el certamen donostiarra. “Intento llevarme a mí mismo al límite, e invito al público a que me acompañe. No soy como Hitchcock, que consideraba a los espectadores como marionetas a las que manipular. Con mi cine, trato de encontrar alguna verdad acerca de mí mismo”.

'Crímenes del futuro'

Tras estrenarse en el festival de Cannes en mayo y proyectarse hoy en San Sebastián, el nuevo largometraje de Cronenberg llega a los cines españoles este próximo viernes. ‘Crímenes del futuro’ imagina un mañana en el que las infecciones y el dolor físico han sido erradicados, y en el interior de los cuerpos de ciertas personas brotan órganos nuevos, considerados por algunos como una forma de arte, y en general funciona como recopilatorio de temas y motivos visuales que recorren todo su cine. En una de las primeras escenas de la película, un par de brazos mecánicos cartilaginosos rajan de arriba abajo el pecho de Viggo Mortensen, que permanece tumbado dentro un un sarcófago de textura similiar a la del monstruo de ‘Alien: el octavo pasajero’ (1979), y empiezan a hurgar dentro de su cuerpo mientras él se relame de placer; en otra, vemos como la boca de una bailarina es cosida. “La cirugía es el nuevo sexo’, afirma alguien en otro momento.

Entretanto, ‘Crímenes del futuro’ recoge las inquietudes de su autor acerca de las grandes corporaciones, el cambio climático y otros obstáculos para la sostenibilidad del planeta. “Me preocupa que no seamos capaces de reparar los daños que hemos causado al mundo”, lamenta. Dicho de otro modo, considera que no hay motivos para el optimismo y, a juzgar por lo que ha dicho hoy en San Sebastián, promete seguir demostrándolo en pantalla grande. “Solía pensar que cuando te dan un premio honorífico te están pidiendo que dejes de hacer películas”, ha comentado hoy. “Ahora me doy cuenta de que, al contrario, te están animando a seguir haciéndolas”.

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