De una conversación entre amigos acerca del estado actual de la sociedad surgió en mayo de 2011 la idea que se materializa ahora en ´Guerreros´, una exposición colectiva en el Espacio Micus y en el que cinco artistas reflexionan sobre esta figura entre unas visiones espirituales y otras ancestrales.

«Estuvimos hablando sobre los temas actuales, sobre que todos estamos aplatanados ante la situación y que nadie despierta a su guerrero interior para plantar cara», destacó ayer María Catalán, una de los cinco creadores que participan en la muestra, a la que se suman Alfred Sargón, Joaquim Seguí, Sergio Sáez y François Camus.

A partir de ahí, y con la intención de reflexionar sobre ello, cada uno ha hecho una interpretación de la figura del guerrero y presenta entre 8 y 15 obras, desde pinturas a fotografías y esculturas, totalmente diferentes entre ellas en sus técnicas, colores, formas o tamaños.

«Hay mucho contraste porque cada uno interpretamos las cosas de manera distinta. Unos hablamos del guerrero interior que ahora no se levanta ni muerto. Otros miran a la gente de fuera, que vive de forma más primitiva y en la que se ven guerreros de verdad», señala Catalán a modo de ejemplo.

Y todo eso se conjuga en la sala de exposiciones, donde se intenta que aquella conversación continúe a través de las más de 50 obras que casi llenan el espacio y en la que ayer se trabajaba todavía para colocarlas. Según Katia Micus, no se mezclan, se dividen por zonas, y el gran tamaño de la muestra ha hecho que la exhibición de las piezas de su padre, Eduard Micus, haya tenido que reducirse.

La mayoría de los artistas participantes han creado las obras especialmente para la ocasión. Es el caso de Alfred Sargón, que se ha inspirado en los guerreros de las tribus africanas y que «buscando la modelación» de esta figura viajó «por el mundo de los samurais, de los GI´s americanos y los mujahidines árabes», resalta en el catálogo de la exposición.

Precisamente entre las pinturas de la muestra, que estará abierta al público hasta abril, hay algunas figurativas y otras más abstractas, unas con vivos colores y otras más apagadas, trabajadas en óleo, técnica mixta o incluso sobre hierro, como las de Catalán. «Formas alargadas surgiendo, despertando sobre un campo de color», comenta esta artista en el catálogo, a la vez que Sáez destaca a Dafne y Cloe, sus «guerreros del amor», y François Camus sostiene que todo el mundo lleva un guerrero dentro. «Un guerrero puede ser alguien involucrado en una guerra, y guerras hay muchas», afirma.

Las fotografías de Seguí, por su parte, buscan reflejar «la dureza del continente negro contrapuesta a la hospitalidad y alegría de sus gentes». En Etiopía, ha fotografiado niños, hombres y mujeres, «los únicos protagonistas» de esas historias.

«Ojalá vengan muchos a verla», deseó Micus. Otra cosa será lo que pase con la reflexión. «Eso ha de decirlo la gente», concluyó Catalán.