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Eivissa Jazz 2022 Javier Navas Vibrafonista

Javier Navas, en Ibiza: «El jazz es una música que hay que escuchar y ver en directo»

Javier Navas Quintet presenta esta noche en el festival Eivissa Jazz su tercer álbum, ‘La Revolución’, en el que explora sonoridades que beben, por ejemplo, del neo soul

El vibrafonista malagueño Javier Navas. | ANA SOLINÍS

Eivissa Jazz acoge en esta trigésima cuarta edición dos proyectos liderados por vibrafonistas, el del joven ibicenco Andrés Coll, que actuó el pasado martes en Vara de Rey, y el de Javier Navas (Málaga, 1984), que lo hará hoy a las 22.30 horas en el baluarte de Santa Llúcia, en Dalt Vila, tras el concierto de Eme Eme Project. Aunque es la primera vez que toca en el festival ibicenco, el músico andaluz asegura haber escuchado «maravillas» de él.

¿Qué le han contado del Eivissa Jazz?

Sé del festival ibicenco por otros compañeros músicos que han estado tocando allí en otras ediciones y hablan maravillas, así que tengo muchas ganas de estar mañana (por hoy) por allí. Una de las cosas que dicen es que el sitio en el que se toca es muy bonito. También hablan bien de la organización y del público.

¿En qué consiste ‘La Revolución’ de su tercer álbum, que escucharemos en el concierto de este jueves?

Este trabajo se gesta después de los meses de encierro total provocados por la pandemia, entre el verano de 2020 y el de 2021, y es un poco una búsqueda casi personal y vital del punto en que estaba mi vida en ese momento, intentándolo volcar en música para el quinteto.

¿La pandemia ha influido de alguna manera en este trabajo?

Pienso que no. No creo que mi música hubiera sido distinta si no hubiese habido pandemia. En este trabajo he intentado volcar más cuestiones personales que del entorno.

Los integrantes de Javier Navas Quintet. Ana Solinís

¿Cómo han vivido, como músicos, estos años de coronavirus?

La pandemia la vivimos con mucha incertidumbre y fue un palo grande en cuanto a cancelaciones de conciertos y a actuaciones que se iban posponiendo una y otra vez. Algunas se pudieron recuperar, otras se perdieron para siempre. En nuestro caso fuimos bastantes valientes, o casi diría insensatos, porque a pesar de todas la incertidumbre y las limitaciones que había, los dos primeros temas que dan el pistoletazo de salida al disco los grabamos en directo, en una librería, en febrero de 2021.

¿Diría que, en su caso, empiezan a remontar la crisis provocada por el covid?

Diría que sí. Este 2022 nos está yendo bien a raíz de que sacamos el disco, pero sí que vemos que todavía las programaciones están todavía un poco timoratas, un poco miedosas. Hay ciertos hábitos que antes se daban por hecho y ahora no. De alguna forma, algunas costumbres han cambiado, no necesariamente para mal, pero en algunos casos sí. Se nota mucha precaución, por ejemplo, a la hora de programar muy a largo plazo, no ya tanto por el virus en sí, sino por los estragos que provocó durante tantos meses de cierre de toda la actividad.

¿Hay influjo de otros estilos musicales en ‘La Revolución’, además del jazz?

Sí, de hecho, en los dos primeros discos estamos más cercanos al jazz y en éste nos alejamos un poquito con sonoridades más modernas del neo soul, por ejemplo. También del jazz, por supuesto, pero no de un jazz tradicional al uso.

¿Cuáles son sus fuentes de inspiración para componer?

Quién más me inspira realmente son los músicos de la banda. Llevamos tanto tiempo tocando juntos que cuando escribo la música, la concibo teniendo en cuenta cómo la interpretan ellos. Al conocernos tan bien ya sé de antemano cómo puede sonar esa composición, la sonoridad que va tener o el giro que le puede dar uno de ellos a algún tema

Hablemos entonces de los músicos que le acompañan en este proyecto que nació como quinteto en 2016.

Enrique Oliver es el único músico, junto conmigo, que es de Málaga. Nos conocemos de toda la vida. Es uno de los saxofonistas más respetados de España. El resto, que formaría la sección rítmica, Juan Galiardo, en el piano; Bori Albero, en el contrabajo; y Dani Domínguez, en la batería, son músicos muy demandados y forman parte de un montón de bandas como acompañantes. Son muy versátiles, grandes profesionales y con mucha experiencia y eso es un seguro de vida, porque sabes que te van a responder a nivel musical y a nivel humano, que también es importante.

Usted tiene una formación de percusionista clásico y de orquesta. ¿Qué le movió a entrar en el mundo del jazz?

Fue pura casualidad. Empecé a escuchar jazz sobre el año 2005 o 2006. Hasta entonces no tenía apenas idea de jazz. Lo que controlaba era de música clásica. Fue un muy buen amigo mío, Emilio, el que me empezó a pasar discos de jazz y empezó a encantarme. Ahí tomé la decisión más cómoda, como ya sabía tocar el vibráfono, un instrumento que dominaba de mis años en el conservatorio, me pareció el atajo más rápido para poder interpretar esta música. Es decir, empecé como un mero aficionado, luego como un aficionado entusiasta y luego ya comencé a formarme para tocar jazz.

«El jazz me permite mucha más libertad y un punto más de creatividad que la música clásica»

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Compagina el quinteto con la Orquesta Sinfónica de Málaga, la Orquesta Filarmónica de Málaga o el ensemble Málaga de Cámara. ¿Qué tal lleva esa combinación jazz-música clásica?

Creo que en este caso se llevan estupendamente porque son dos lenguajes muy distintos, pero que se complementan muy bien. Al final todo es música y la influencia de una sobre otra, que pasa a través de mí, es algo que no se puede controlar. Cuanta más música escuchas y más conoces, eso al final en tu interpretación se nota.

¿Qué le aporta el jazz que no le dé la música clásica?

En el jazz, al improvisar, tienes mucha más libertad y un punto más de creatividad que en la música clásica, que está más encorsetada.

En torno al jazz hay algunos prejuicios. ¿Qué le diría a aquellos que piensan que es una música aburrida y solo para élites eruditas musicalmente?

Bueno, hay que partir de la base de que es una música minoritaria. Nosotros no pretendemos llenar estadios ni auditorios de 1.000 personas. Yo a todo el mundo que dice eso, siempre le digo lo mismo, tiene que ir a un concierto, porque el jazz, por su propia naturaleza, es una música que hay que ver y escuchar en directo. Estoy seguro que tú le das a alguien un disco de un grupo de jazz y le puede gustar más o menos, pero si va a un concierto de esa banda estoy casi convencido de que le va a gustar más que el álbum. No es que el jazz sea una música difícil, sino que al ser más minoritaria, a la gente le da un poco más de repelús acercarse a ella, la clave está en escucharla en directo. Creo que el jazz muchas veces se utiliza mal, como música de ascensor o de consulta de dentista. Eso puede ser el primer gran error, porque si uno ve en directo a una buena banda puede llegar a momentos realmente emocionantes, con mucha energía y mucho poder. Esto lo podrán comprobar, y lo digo con toda la humildad del mundo, si vienen mañana (por hoy) a vernos. Sobre todo van a ver verdad.

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