La pandemia del covid, sobre todo el confinamiento, le sirvieron al artista Vicent Boïl (Valencia, 1972) para recuperar la pulsión creativa. Tras una crisis personal y un parón artístico, el tiempo, ese tiempo de estar con uno mismo, le volcó en la pintura. «En realidad siempre he pintado, pero en el arte hay que poner cuerpo y alma, sobre todo alma. Y eso es lo que he recuperado».
De ahí que haya titulado la muestra que inaugura esta tarde, a las 20 horas en el centro cultural Can Jeroni de Sant Josep, ‘Embranzida’ (coger carrerilla, tomar impulso), porque todos los cuadros que expone están pintados desde 2020 hasta ahora, con esa tensión del encierro.
Pero el impulso también tiene que ver con el contenido: «Me gusta que en los cuadros pasen cosas -señala-. Hago un guiño a la geometría. Aparecen estructuras geométricas que rompen con el plano. Me gusta que los cuadros tengan profundidad y me monto pequeñas historias, hago que los cubos se enfrenten a las manchas o que las manchas tiendan a la rebelión. Intento que tengan inercia, como los vientos o los ríos. Ese impulso del que hablaba».
Abstracción
En la muestra de Can Jeroni expone 23 obras. Una de gran formato y el resto de tamaño medio. Todos son acrílicos. «Ha sido un reto -explica- porque siempre pintaba en formatos grandes, con mis propios pigmentos. He buscado crear cuadros en formato vertical y darle más importancia a la pincelada». De todas formas, Boïl es un defensor de la abstracción pura: «La gente tiende a ver cosas en los cuadros, a justificarlos. Yo creo que hay que dejarse llevar y disfrutar de la pintura».
Boïl, que estudió Bellas Artes en Valencia, se instaló en Ibiza en 1997. Desde entonces siempre ha trabajado como profesor y ahora de clases de Dibujo Técnico y Fundamentos del Arte en el instituto Quartó de Portmany de Sant Antoni.
‘Embranzida’ estará abierta hasta el 29 de mayo, de martes a domingo de 10.30 a 13.30 y jueves, viernes y sábados de 18.30 a 21 horas.