Gasto militar
Defensa trata de cuadrar compras de misiles y aviones haya o no Presupuestos
La inversión real del ministerio subió un 38,5% en 2024 según la contabilidad de caja del Estado, mientras la inversión civil descendía un 2,9%

Cazas españoles Eurofighter en la Agrupación Aérea Expedicionaria Red Flag 17 de Ejército de Aire. Foto EA / EA

Puede que este año los cambios en la dirección del consorcio empresarial Tess coincidan con el fin de los retrasos del proyecto de vehículo de combate para el Ejército, el 8X8 Dragón, cuya demora lleva a no disimular su enfado a la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Son 2.300 millones de euros por el diseño y fabricación de 998 blindados, de los que en 2024 hubo cero entregas. Para este año se esperan las primeras 100 -de una primera fase de 348- de la plataforma de ocho ruedas que ha de ir sustituyendo a los actuales y veteranos Vehículos de Exploración VEC de la Caballería.
Ese es uno de los programas con señal en el calendario militar de este 2025, muy marcado por los encargos en marcha de la Armada, pero también con aspiraciones clave de los ejércitos de Tierra y del Aire entre los 38 programas de inversión y adquisición de material que tiene abiertos Defensa.
Todas estas previsiones andan arrancando, otra vez y de momento, sin presupuestos.
Misiles
El 8X8 no es la única gran aspiración del Ejército de Tierra. Han de culminar este año los estrenos de los ya entregados Castor, potentes blindados capaces de cargar 13 toneladas de material para los zapadores, y la segunda fase del programa de carros de combate ligeros Pizarro que España desarrolla a medias con Austria.

El nuevo vehículo Castor de Zapadores del Ejército de Tierra. / Ejército de Tierra
Pero con más ansiedad llevan los militares años esperando borrar la carencia en artillería de campaña. Es el programa SILAM de lanzacohetes de alta movilidad, en parte dependiente de Israel -con Elbit Systems se contrató el lanzador antes de la guerra de Gaza-, que supone una inversión de 700 millones. Este año se espera la llegada y pruebas del prototipo del sistema, que dotará al Ejército con 12 lanzadores, 680 cohetes de 300 kilómetros de alcance y 30 vehículos auxiliares.
En Tierra también se espera la llegada de un número no desvelado de nuevos misiles PAC3 MSE que el Departamento de Estado norteamericano autorizó el año pasado para las baterías Patriot del Ejército. No se ha publicado una cifra final para su compra a la norteamericana Lokheed Martin. Pendiente para 2025 también están el mantenimiento de los sistemas ópticos de numerosos blindados, por 12,1 millones de euros, la entrega de las primeras 40 unidades del Sistema de Combate a Pie que digitalizará la labor del soldado, más robots voladores a la Unidad de Drones de la UME...
Y hay un capítulo de inversión de Tierra en un polígono clave. En Córdoba, la BLET (la enorme y digitalizada Base Logística del Ejército de Tierra) que anotará 500 millones de euros en las cuentas españolas de gasto militar cuando esté acabada. Para marzo se fijó el final de las obras de urbanización, vallado y conexión con una autovía cercana; en abril se empieza a construir edificios.
Aviones
Son también cuantiosos los programas de la aviación. La inversión en defensa cerraba 2024 con la ministra Robles anunciando en la factoría de Airbus en Getafe (Madrid), antes del descanso navideño, un acuerdo para añadir 25 nuevos cazas Eurofighter a los medios del Ejército del Aire y el Espacio, que aspira a reunir 115 de estos aviones.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en el acto de firma del contrato con Airbus para la compra de 25 cazas Eurofighter el pasado 20 de diciembreel 20 diciembre 2024 / MDE
Son 4.000 millones de euros comprometidos. Cada nuevo avión de combate sale a 160. El programa es, en todo caso, a largo plazo: la primera entrega de este lote será en 2030. Pero se aproxima un lote anterior que se compró en 2022. Son 20 con los que se podrá jubilar a los F-18 que custodian Canarias. La primera entrega se fijó para 2026, pero podría adelantarse a este año, según fuentes de la cúpula militar.
Está más próxima otra dotación que aterriza en el calendario de 2025 y con la que el arma aérea recupera una capacidad perdida con la última crisis: aviones de aprovisionamiento estratégico.
Dos Airbus A330 fueron entregados en diciembre. Los acabó de pintar de gris una empresa maltesa y aún falta acabar su acondicionamiento. Es su segunda vida: antes fueron aviones de pasajeros de Iberia y ahora pasarán a ser los MRTT (Multi Role Tanker Transport) de reabastecimiento con que el Ejército del Aire gana autonomía de proyección.
Exigencia de la OTAN
Todos estos proyectos han de meter cuchara en el presupuesto de Defensa en 2025, contando además con la factura correspondiente al programa de los helicópteros NH90 para todas las Fuerzas Armadas por 1.500 millones y el arranque planeado -sin trámite político aún- de un aumento de personal militar para llegar en 2029 al techo de 140.000 hombres y mujeres.
Cuando Mark Rutte, secretario general de la OTAN, hace dos semanas visitaba a Pedro Sánchez, había aterrizado en un país con presupuestos generales prorrogados. España ha de gastar en defensa “más y ahora”, exigió Rutte.

El Gobierno tiene prendiente el trámite político para aumentar la plantilla de militares. Infantes de Marina embarcan en un buque de la agrupación Dédalo 25. / EMAD
Los mandos militares con los que ha consultado este diario son conscientes de lo lejano que está aún alcanzar el 2% del PIB comprometido con la Alianza Atlántica. España habría llegado ya al 1,3%, pero el Producto Interior Bruto crece a buen ritmo, haciendo más empinada la cuesta hasta ese porcentaje. También coinciden en apuntar que las prisas no son buenas, incluso aunque Donald Trump acucie a Europa.
Impacto político
Los militares son programas con impacto político indudable. Tómese nota del interés con que el gobierno de Aragón espera un guiño de Defensa hacia su plan de establecer un polígono de la industria militar en su comunidad -el día 24 se presenta, en principio con presencia de la ministra Robles- en torno a movimientos iniciales que ya ha emprendido Instalaza, una de las principales fabricantes de armamento -sus lanzagranadas contracarro son conocidos en Ucrania- para una nueva factoría.
La industria de defensa y su valor añadido bruto industrial, sus empleos no precarios, son un acontecimiento, por ejemplo, en Jaen. Escribano M&E, una las firmas a la cabeza del sector, instalará en Linares una planta de fabricación de vehículos militares de 13.000 metros cuadrados en el polígono del CETEDEX, el Centro de Desarrollo y Experimentación de la Defensa.
En un reciente encuentro con militantes del PSOE andaluz, la vicepresidenta y candidata a secretaria general de la formación María Jesús Montero vendió ese movimiento empresarial como un logro socialista, y no del PP andaluz.
Tirar de la inversión del Estado
En 2024, un año con presupuestos prorrogados, el Gobierno aumentó la inversión real en Defensa un 38,5% con respecto a 2023. En criterios de contabilidad de caja, o sea, pagos efectivos del Estado, fue, de hecho, la inversión en Defensa la que tiró de la inversión del Estado.
En la contabilidad de los pagos no financieros del Estado figura más inversión militar que civil. La inversión real del ministerio de Defensa fue de 4.152 millones de euros acumulados en noviembre pasado (último dato disponible). Y fueron 3.902 millones los anotados en el capítulo de inversión real civil. Con respecto a 2023, la de Defensa subió el mencionado 38,5% y la civil se redujo un 2,9%.
El ministerio que dirige Robles superó el presupuesto asignado inicialmente en 2023 y prorrogado después, hasta pasar de los 16.000 millones de euros precisamente por ese incremento de la inversión. Para ello tiró de créditos extraordinarios, una elevación del techo de gasto y transferencias de Industria. Es el mismo panorama que se daría en 2025 si finalmente el Gobierno no lograra sacar adelante presupuestos.
Un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) de julio de 2024 señala que “los créditos asignados en los Presupuestos Generales para cubrir los gastos de estos programas (de las Fuerzas Armadas) resultan sistemáticamente insuficientes en comparación con el gasto realmente ejecutado al cierre del ejercicio”.
Se debate en la Unión Europea relajar las reglas contables presupuestarias, apartar el gasto en defensa del cómputo del techo de gasto para favorecer la inversión en el rearme de Europa, y la vicepresidenta y titular de Hacienda María Jesús Montero se ha mostrado de acuerdo. Hay efervescencia en torno al gasto militar, pero no necesariamente una aceleración presupuestaria implicará una inversión más eficiente, y las cadenas de producción tienen sus tempos. Lo resumía hace una semana uno de los generales integrantes de la delegación militar y ministerial que la pasada semana viajó a Florida para asistir al lanzamiento del satélite de comunicaciones blindadas SpainSat NG1 (2.000 millones el programa entero): “Más que gastar rápido hay que gastar bien. De nada sirve tener mucho dinero a disposición si no se tiene tiempo ni producción para gastarlo con sentido común”.
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