La Armada presenta su plan Visión 2050
España aspira a desplegar fuerzas navales en el Indo-Pacífico

Acto de presentación del plan Armada 2050 este miércoles en el Cuartel General de la Armada, con el Jefe de Estado Mayor de la Armada, el segundo jefe y la minsitra de Defensa / El Periódico
"Se está produciendo un desplazamiento del centro de gravedad económico mundial hacia el Indo-Pacífico, donde la mar ganará relevancia y será necesario actuar en el marco de coaliciones internacionales". La frase es del documento estratégico Visión 2050, que la Armada lleva trabajando dos años y que ha presentado este miércoles en su cuartel general. Esa frase hace referencia a una de las necesidades estratégicas de España en el marco de las necesidades, también estratégicas, de Europa: contar con una voz naval propia en el refuerzo occidental a los países colaboradores de la OTAN en el área: Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas y Japón.
El apunte que contiene el documento de la Armada hace prever la próxima participación de España en grupos navales multinacionales, ya sea con fragatas u otro tipo de buques. Defensa piensa ya en la que podría ser la misión de mayor dimensión exterior de las Fuerzas Armadas, y una vez que, a partir de enero, el cambio de administración en Estados Unidos y el inicio de la segunda era Trump haga aún más relevante China como desafío para Occidente.
Si bien este es un horizonte poco lejano, no es con mucho el más ambicioso de los contenidos del plan cuyos aspectos no clasificados ha dado a conocer la Armada, en un acto presidido por la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), Antonio Piñeiro. Con explicaciones del segundo jefe de Estado Mayor, el almirante Gonzalo Sanz Alisedo, se han desgranado las líneas generales de una de las más ambiciosas reflexiones de la fuerza naval española desde que, en 2008, la crisis financiera dejara prácticamente en los huesos sus capacidades.

Acto del Buque de Acción Marítima Audaz, en agosto de 2018, en San Fernando (Cádiz) / Armada
En esencia: se planea una Armada con tecnología muy avanzada, con una redoblada capacidad de actuar sobre objetivos en tierra, con capacidad plena de coordinación en las futuras nubes de combate (combinación de medios y contingentes humanos con interpretación de enormes cantidades de datos) y colgando de industria y suministros lo más nacionalizados posible manejados por una marinería, una infantería y una oficialidad de alta cualificación.
Poder naval en tierra
La capacidad de proyección del poder naval sobre tierra es la "capacidad fundamental" que el documento de la Armada coloca entre las tres primeras, junto con "el control del mar" y "la acción marítima". Esa capacidad de actuar en tierra es una las diferencias entre las marinas de primera división y el resto. Esa ambición adquiere contexto en el actual estado de cosas, en el que "están aumentando los presupuestos y las inversiones para modernizar y reforzar las capacidades militares para responder en escenarios de alta intensidad", dice la parte abierta del documento de la Armada.
Y esa capacidad de golpear en tierra se basa en tres pilares: la posibilidad de desembarcar más infantes de marina -la actual Brigada-Tercio de Armada podría evolucionar en el futuro para adquirir el tamaño real de una gran brigada- y enviarlos a tierra desde más allá del horizonte -se avecina una inversión en fuerza anfibia-; la calidad de la fuerza aérea embarcada -con una inexorable sustitución de los cazas Harrier, al borde mismo de su obsolescencia- y la disponibilidad de misiles de crucero que puedan lanzar submarinos y fragatas contra objetivos a cientos de kilómetros tierra adentro.

Un ejercicio de tiro del Grupo de Artillería de Desembarco de la Infantería de Marina / Armada
La Armada, ha dicho el almirante Sanz Alisedo, se orientará a "desarrollar su capacidad expedicionaria", evolucionada en una fuerza "orientada al combate", para ser "un referente internacional en el ámbito marítimo".
Nube de combate
Esta pretensión estratégica que expresa la marina militar española conecta de lleno con las estrategias nacionales de Seguridad y de Tecnología de Defensa, y con un necesario "ecosistema industria-universidades-opinión pública", ha explicado el AJEMA. Se trata de aunar esfuerzos políticos, científicos e industriales para hacer a las fragatas, los portaviones, las corbetas, los cazaminas, las patrulleras y los submarinos interoperables con el resto de fuerzas armadas, los cazas, las unidades acorazadas, la infantería, los drones... y con todo un enjambre masivo de datos en la "nube de combate".
Se aproxima pues una importante inversión en tecnología que, al menos públicamente, está sin cuantificar. Dependen en cualquier caso del aumento programado del presupuesto de Defensa y pasa por establecer una cadena de suministros "muy resiliente y muy nacionalizada", y por propiciar que la industria de defensa traiga "generación de empleo de alta cualificación". Al fin y al cabo, los jefes navales han constatado que se acelera la fase de inversión en las capacidades que la Armada perdió con el estallido de la burbuja financiera de 2008.

Dos cazas Harrier de la Armada, en las proximidades de Rota (Cádiz) / Armada
Entre los planes que ha citado el almirante Sanz Alisedo, se han citado dos esenciales: investigar e invertir en sistemas de generación y almacenamiento de energía para "buques de tamaño contenido", y crear en España una red de arsenales inteligentes a base de una integración eficaz de la Fuerza Naval, la industria de defensa y los proveedores.
Pero esa sofisticación no aparta de las prioridades de los almirantes el entrenar a todo el sistema naval en "operar en entornos degradados donde nuestra ventaja tecnológica habría sido anulada total o parcialmente", ha dicho el segundo AJEMA previendo un escenario -entre los posibles- de guerra de alta intensidad y larga duración.
No descarta tampoco la cúpula de la Armada que en el futuro termine naciendo en su estructura un nuevo mando para un viejo espacio cada vez menos inalcanzable: el fondo del mar. El "lecho marino" es "un dominio en disputa", ha dicho Alisedo. Será un campo de batalla para robots, un entorno por el que circulan el que el 90% de los datos que manejamos en los móviles, y el 80% de las transacciones financieras internacionales que hace este país.
En definitiva, "vivimos en un mundo más inestable, más volátil, más incierto, y la única solución es prepararse", ha resumido el AJEMA Piñeiro, dirigiéndose a "una sociedad que debe ser consciente de los retos a los que nos enfrentamos".
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