Comicios en Cataluña

¿Puigdemont llegará a tiempo para la investidura tras las elecciones del 12-M?

El exjefe del Govern da capacidad de tracción electoral a Junts y busca ser el rostro de la amnistía para ganar el duelo a Illa y Aragonès tras haber quedado tercero en 2021

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont. / EFE

Júlia Regué

"Para que vuelva el president, hay que votar al president", insisten en Junts. Carles Puigdemont juega. Ni confirma ni desmiente sus intenciones de concurrir a las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo, pero en su partido lo dan por descontado. Él se da de margen una semana para especulaciones y para generar expectación ante su anuncio, mientras denuncia una pinza entre el PSC y ERC para tratar de vetarle en esta contienda electoral mientras la exoneración por el procés no sea todavía efectiva. Arranca la campaña para su regreso a Cataluña: quiere ser el rostro de la amnistía. Pero, ¿llegará a tiempo para la investidura?

Dos candidaturas, un acta

Puigdemont está procesado por malversación agravada y por desobediencia por el referéndum del 1-O e investigado por terrorismo en el caso de Tsunami Democràtic. En estos delitos no hay "causa de inelegibilidad" aparejada, es decir, puede concurrir a unas elecciones, a diferencia de Oriol Junqueras o Jordi Turull, por ejemplo, que no podrán hacerlo hasta que un juez les aplique la amnistía porque fueron condenados por el referéndum y siguen inhabilitados.

Si Puigdemont decide presentarse a las autonómicas, puede hacerlo con la situación procesal actual. Ya fue cabeza de cartel en 2017 y en 2021, pese a tener el DNI caducado, y podrá recoger el acta sin pisar Cataluña. 

Otra cosa es si puede ser un candidato efectivo, eso es, si podrá estar presente en una sesión de investidura a la que aspira a optar y que se prevé, a más tardar, para el 25 de junio (diez días hábiles después de la constitución del Parlament que, como tarde, debe ser el 10 de junio). Fuentes parlamentarias dudan de que la primera sesión en la Cámara catalana sea antes porque impactaría directamente en la campaña electoral de las europeas del 9 de junio, pero todo dependerá de las mayorías que ofrezcan las urnas y de los pactos posibles para acordar la composición de la Mesa. Junts tratará de apurar los plazos.

Puigdemont puede presentarse a las catalanas y a las europeas, pero no puede ostentar las dos actas. Así que si recoge las credenciales del Parlament, perderá automáticamente la inmunidad que ahora tiene garantizada hasta el día 15 de julio, y que le ha permitido evitar la entrega a España tras su marcha en 2017. Si decide priorizar este escudo protector, deberá mantener su asiento en la Eurocámara y, por lo tanto, renunciar al escaño en la Cámara catalana.

El regreso

A este plan se le mezcla el calendario de la amnistía para su regreso. La ley quedará definitivamente aprobada a mediados de mayo o principios de junio y en cuanto esté publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) deberá decaer la orden nacional de detención que pesa sobre Puigdemont. En ese momento, podría cruzar la frontera sin ser arrestado, aunque no esté todavía amnistiado. Pero deberá decidir con qué protección lo hace: con o sin la inmunidad que le otorga el escaño europeo.

Los jueces tienen dos meses para aplicar la ley, eso es, mediados de agosto, pero en Junts dan por descontado que los magistrados se dirigirán al Tribunal Constitucional (TC) y al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para paralizar el proceso que, en el caso europeo, puede tardar hasta dos años en resolverse. Mientras, Puigdemont no podría ser detenido, aunque no esté todavía amnistiado.

Si mantiene la inmunidad y el TC o el TJUE ponen objeciones a la ley y no se le aplica la amnistía a Puigdemont, el Tribunal Supremo debería cursar un suplicatorio al Parlamento Europeo para detenerle por el caso de Tsunami Democràtic, pero es un proceso muy largo que no comenzará hasta que el 16 de julio tomen posesión los nuevos eurodiputados y se alargaría durante meses. Si se queda en el hemiciclo catalán, debería pedir un suplicatorio al Parlament, pero ya sin inmunidad.

Si decide quedarse en Cataluña sin acta europea, correrá más riesgos, porque los posconvergentes temen que pueda haber cartas escondidas que le compliquen permanecer en Cataluña sin consecuencias judiciales y que las usen mientras no se le aplique la amnistía.

El triple duelo

Decida lo que decida Puigdemont, Junts alienta su regreso como motor electoral. La duda está en si logrará ganar a Salvador Illa. La Catalunya de 2017, y su debate político, nada tiene que ver con la de 2024, pero las urnas calibrarán si el liderazgo mesiánico de Puigdemont en esta nueva etapa que él también dice querer inaugurar, permanece intacto.

En el PSC creen que la postulación del expresident da alas a su candidato, porque les sitúa en un duelo particular por antagonismo, mientras que en ERC confía en que los electores le premiarán haber pinchado antes que Junts la burbuja del independentismo mágico y haber cosechado pequeños avances en el autogobierno, como el traspaso de Rodalies, pendiente de su desarrollo.

Habrá que ver si esta vez Puigdemont consigue pasar superar el tercer puesto que los catalanes le reservaron en 2021, quedándose a 84.227 votos de Illa y a 35.042 votos de Aragonès, y si el resultado del 12-M le permite acceder a la investidura. Que esté presente o no, depende de los riesgos que quiera asumir.

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