Ante el 28-M

Sánchez da por cerrada la crisis del ‘solo sí es sí’ y se vuelca en el combate ideológico con el PP

“Hoy se cierra un ciclo. Ha sido muy duro, pero no podíamos dejar la ley como estaba", señala un miembro del Gobierno

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez. / DAVID CASTRO

Juan Ruiz Sierra

Una sensación de alivio recorrió este jueves la bancada socialista del Congreso de los Diputados cuando fue aprobada la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’. El éxito de la propuesta, que vuelve a elevar las penas tras las más de 1.000 rebajas y 100 excarcelaciones de abusadores sexuales que ha provocado la norma desde que entró en vigor a comienzos de septiembre, nunca había estado en cuestión. Pese a las críticas, el PP dejó claro casi desde el primer momento que la apoyaría. El alivio del PSOE obedecía a algo distinto: el presunto fin del mal trago en torno a esta ley, que ha provocado el enfrentamiento público más grave con Unidas Podemos dentro de la coalición, con los morados votando en contra de una iniciativa que modifica el proyecto estrella del Ministerio de Igualdad, dirigido por Irene Montero, y acusando al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de liderar una “involución” en el derecho de las mujeres al sacar del foco, según su versión, el consentimiento de la víctima en este tipo de delitos. 

Todavía falta que la modificación del ‘solo sí es sí’ pase por el Senadopero allí los debates suelen tener menos trascendencia y al fin y al cabo será una repetición de lo ya vivido, así que en la Moncloa dan por amortizado este choque con sus socios y se disponen a volcarse en el combate ideológico con los conservadores ante las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo. A partir de ahora, confían los socialistas, podrán centrarse en la precampaña de unos comicios en los que se juegan conservar su poder territorial y encarar las generales de finales de año con renovada confianza, frente la continua publicación de encuestas que les colocan, en su amplia mayoría, claramente por detrás del PP. 

“Para nosotros hoy se cierra un ciclo. No ha sido agradable para nadie. Ha sido muy doloroso y muy duro, pero teníamos que hacerlo. No podíamos dejar la ley como estaba”, explicó una ministra del PSOE tras el debate, en el que también intervino Montero. La ministra calificó la reforma socialista de “retroceso” y prometió “seguir adelante”. Fue un discurso duro, pero menos que en otras ocasiones, coincidieron varios diputados del PSOE. Y cuando la propuesta salió aprobada, con el apoyo de los dos partidos mayoritarios, PNV, Cs, PDeCat y Coalición Canaria y el rechazo de Unidas Podemos, ERC y Bildu, los socialistas optaron por no aplaudir. 

La impresión entre los colaboradores de Sánchez es que los morados continuarán con sus críticas a la reforma de la ley, que insistirán en vincularla con el PP y tacharla de contraria a los postulados del feminismo, sobre todo en este contexto preelectoral. Pero después del 28 de mayo, continúan las mismas fuentes, el “ruido” descenderá. La ruptura de la coalición no está contemplada en ningún caso. Al menos, a corto y medio plazo. No se descarta del todo para los meses previos a las generales de diciembre.  

“Nunca es bueno que haya diferencias dentro del Gobierno -señaló un miembro del Ejecutivo-. Hemos intentado que hubiera un pacto con Unidas Podemos y no ha sido posible. Ahora no hay que dramatizar. Ya está hecho. Estamos en campaña, así que ellos quieren subrayar las diferencias, pero después de las autonómicas y municipales bajarán el diapasón. Auguro que no romperán. Nosotros, desde luego, no lo vamos a hacer”. 

La vivienda como eje de campaña

Los primeros meses de 2023 no han transcurrido como Sánchez pretendía. El jefe del Ejecutivo quiso aprobar a la carrera a finales del año pasado la reforma penal pactada con ERC para así llegar a enero libre de cargas, con un discurso centrado en los buenos datos económicos (crecimiento, inflación y empleo) y las medidas sociales. Pero el choque con Unidas Podemos por el ‘solo sí es sí’ desbarató su plan. Ahora los socialistas están convencidos de que el propósito podrá hacerse por fin realidad. Y por el camino, además, han logrado desatascar la ley de vivienda, tras meses de negociaciones con los republicanos y EH Bildu. Se trata de uno de los hitos más importantes de este final de legislatura, junto a la subida del salario mínimo, el aumento de la partida de becas y la reforma de las pensiones. 

El ladrillo se ha convertido en el principal asunto de esta precampaña. Sánchez ha agudizado en los últimos días su perfil de izquierdas, buscando el contraste con el PP a través de iniciativas como la movilización de 50.000 inmuebles de la Sareb, el llamado banco malo, y la promoción de otros 43.000 (nuevos o rehabilitados) para destinarlos al alquiler sostenible. “Ahora ya podemos centrarnos en lo que más nos interesa: la gestión, no el ruido”, concluyen en la Moncloa.  

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