Entrevista

Concha Sáez: “Lesmes es el hacedor de juzgados y tribunales por generaciones”

La vocal por Izquierda Unida en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) presentó su dimisión para desactivar el bloqueo de la renovación que mantiene el Partido Popular desde el 4 de diciembre de 2018

Concha Sáez.

Concha Sáez. / EFE

Ernesto Ekaizer

Concha Sáez (65 años) es directa: “Si algo lamento es no haber renunciado antes”, La dimisión de la vocal por Izquierda Unida en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) fue aceptada por el presidente en funciones Rafael Mozo, el pasado viernes 31 de marzo.

Sáez asumió su cargo el 4 de diciembre de 2013 por un mandato de cinco años y casi diez años después presentó, por segunda y definitiva vez, su renuncia convencida de que es necesario desactivar el bloqueo de la renovación que mantiene el Partido Popular desde el 4 de diciembre de 2018. Sáez entró en el Consejo por el turno de secretarios/as judiciales, actuales letrados de la administración de justicia. Trabaja en la sala de Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional. 

¿No siente un vacío en su vida?

(Risas) Todavía no me ha dado tiempo a hacerme a la idea. Espero a que salga en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Retrocedemos nueve años y tres meses. Es el 4 de diciembre de 2013. Y usted toma posesión. ¿Qué sentía la vocal por Izquierda Unida Concha Sáez?La verdad: estaba muerta de miedo. Era consciente de que el CGPJ es un órgano constitucional que sostiene el tercer poder del Estado y me sentía bastante pequeña.

Fue nombrada por cinco años. Y casi llega a estar el doble.Cinco ya me parecían muchos años. El 4 de diciembre de 2018 era mi farolillo. Ese año, el 3 de diciembre, dije con naturalidad el día antes de vencer los cinco años: "tenemos que irnos". Y sentó muy mal. A nosotros nos esperaron en 2013 los vocales anteriores, hicimos un acto juntos en la sala de plenos del CGPJ. Ellos se iban y nosotros entrábamos. Y desde 2018 ha sido esperar, esperar, esperar. Esperar a que alguien haga algo. Y llegó el momento en el que me dije -y lo dije- que ya no espero más.

¿Qué es lo que más lamenta?

Que haya sido un poco tarde. Yo presenté mi dimisión al anterior presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, en diciembre de 2021. Y me pidió que no la cursara porque después de las elecciones en Castilla y León se iba a renovar. No valía la pena salirse ante una salida ordenada en tres meses. Y yo, que llevaba mi carta, lo pensé y, en el acto, le dije que esperaría. Y al final, como yo le apunté en el último pleno juntos, en octubre de 2022: "¡Caramba, Carlos: te vas tú antes que yo!". Y se sonrió.

¿Qué se sentía en un Poder Judicial dominado por la mayoría de derechas o, si prefiere, conservadora?

Muy duro. Porque la mayoría de derechas estaba muy consolidada. Porque hasta hace poco bastaba la mayoría simple para imponerse. Para decidir. Lesmes asumió en 2013 con una ley orgánica, la 4/2013, que elaboraron él y sus amigos para su presidencia. Eso dio lugar a la sustitución de un órgano colegiado desde 1985 por un órgano presidencialista desde 2013. Se pasa mal. Es un auténtico rodillo, hagas lo que hagas. También me sentí mal dentro de mi propio grupo, el llamado progresista. Los nombramientos que se han hecho estos años para la cúpula judicial rebasan cualquier criterio de racionalidad.

El momento más duro ¿fue?

El momento más duro fue agosto de 2018. Yo llevaba seis meses en la Comisión Permanente. En el orden del día iba como orden penúltimo una ayuda económica que había solicitado el magistrado Pablo Llarena para sufragar su defensa contra una querella que se le interpuso en Bélgica. Y en el siguiente, mi salida de la Comisión Permanente por haber sido nombrada gerente de la Mutualidad General Judicial. Como me opuse a la ayuda que pedía Llarena hubo una 'vendetta'. Lesmes se encolerizó. Dijo que parecía mentira que a un padre de familia, hombre honrado y jurista de altísima categoría, pretender que no se le ayudase. Se puso como una fiera. Y el siguiente punto del orden del día era que admitieran mi renuncia a la Comisión Permanente y mi continuidad como vocal de a pie. Y quisieron que no solo dejara la Comisión Permanente para volver a mi situación de vocal. Quisieron echarme. ¡Que renunciara al CGPJ! Fue mi momento más amargo. Pero no lo consentí. El vocal José María Macías pretendía consumar una salida que Lesmes ya avizoraba.

Precisamente, ¿la entrada de Macías en 2014 no trazó un antes y un después en la historia de este CGPJ?

Sí, así es. Mercè Pigem, la vocal por Convergencia i Uniò entró directamente en la Comisión Permanente y su posición era muy sólida. Pigem fue víctima de cómo se sentía el “problema catalán” en el CGPJ. Si algo ha teñido de negro y feo a este CGPJ es cómo se reaccionó ante el 'procés'. Cuando se libraron de Mercè, ahí está el inicio de la hoja de ruta de Lesmes y Macías contra el 'procés'. Porque ella dijo en la Comisión Permanente del CGPJ, de la que formaba parte, ante la pregunta de Lesmes, que después de ir a misa el 9 de noviembre de 2014 se fue a votar en la consulta soberanista. Todo eso fue muy coordinado. Con Mercè, y por ende, como diría Lesmes, sin Macías, este CGPJ hubiera sido muy diferente.

Quitaron a Pigem, y Lesmes maniobró para meter a Macías.

Aquello fue un punto de inflexión. El primer año, hasta entonces, fue un periodo de tanteos. La expulsión de Mercè fue lo que marcó carácter durante el periodo de gobierno del Partido Popular.

Concha, ¿cuáles son los mensajes que le gustaría transmitir?

Blindar al CGPJ para evitar que nunca más pueda darse esta no renovación 'sine die', que este bloque deliberado del Partido Popular se vuelva a producir. Que el Congreso y Senado se pongan las pilas para asumir una situación y pongan su autoridad para impedirlo. Porque no lo han hecho. Y así no ha quedado claro para toda la sociedad que el PP es el responsable. Además, hay que regular las funciones del CGPJ en funciones, valga la redundancia, de manera más seria y detallada. Una cosa es un retraso de algunos meses. Pero no lo que ha ocurrido. Y esto tiene que estar reglado. Cambiar el régimen de mayorías, establecer que el nombramiento de los vocales se pueda hacer por mayoría absoluta de la mitad más uno, estamos hablando de la segunda vuelta. Y sobre la excusa del PP para no renovar, es decir, modificar el sistema de elección del CGPJ, creo que hay que mantenerlo. Nuestro sistema es un sistema parlamentario, a partir de la mayoría parlamentaria se constituye el Gobierno y se decide quienes integran el órgano encargado de dirigir la política judicial. Dejar en manos de los magistrados la elección de los vocales sería un serio error. El CGPJ no es un órgano representativo sino un órgano político. No representa a los jueces. Dar entrada a las asociaciones judiciales es pervertir todavía más el sistema. Hay que elegir gente de alto nivel profesional, íntegra, no dependiente de los partidos políticos. Dar la espalda a los criterios exclusivos de lealtad política porque estos son el comienzo del fin de este órgano.

Lesmes ha diseñado lo que va a perdurar durante mucho tiempo: una cantidad ingente de nombramientos. Ha sido el gran seleccionador.

Desde el punto de vista de la derecha judicial y política a Lesmes se le está haciendo un feo tremendo porque él pasará a la historia como el gran 'fazedor' de nuestros juzgados y tribunales por generaciones. El Poder Judicial es el que menos sufrió la transición. Con todos los límites que ha tenido la transición en otros poderes del Estado, que los tuvo, en el caso de la justicia hay una continuidad. Aquello que dijo Torcuato Fernández Miranda, "de la ley a la ley”, en el caso de la justicia fue “de los jueces a otros jueces”. No sintieron el cambio democrático y tardaron incluso en comprender como colectivo que la Constitución era una norma de aplicación directa, no solo un sistema de interpretar a la luz de la Constitución sino de aplicarla. Es un colectivo que viene de la derecha más reaccionaria.

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