En Ferraz hay dos preocupaciones latentes de cara a las elecciones generales de finales de año. Una, la desmovilización del electorado progresista. La otra, la marcha de votantes socialistas al PP de Alberto Núñez Feijóo. Sobre la primera reconocen que queda un largo camino por recorrer para alcanzar las cifras de 2019. Pero a su segundo desvelo el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) le ha dado un leve respiro con una bajada del trasvase de voto al PP

El boquete se ha hecho más pequeño. Del 8,8% pasa al 6,6%, lo que en voto estimado significa que de algo más de 630.000 votos baja a en torno a 450.000. Aún es una cifra muy considerable pero lo llamativo es que el PSOE consigue esta rebaja en un mes que no ha sido bueno ni para el Gobierno ni para el partido. En el que se ha vivido un fuerte enfrentamiento con Unidas Podemos por la reforma de la ley del 'solo sí es sí', que ha copado la actualidad política, y los socialistas se han visto salpicados por el caso Mediador, un asunto muy turbio entre políticos y empresarios con burdeles y drogas de por medio, que obligó a dimitir al diputado canario, Juan Bernardo Fuentes Curbelo 'Tito Berni'.

Nada de esto parece haberles pasado factura, según los datos puros, sin la llamada 'cocina' del CIS. Moncloa sostenía que la rápida actuación contra el diputado, al que se obligó a dimitir, les iba a librar del desgaste. Por el momento este pronóstico se cumple. Pero, además, su optimismo se ve refrendada por la reducción de la migración de votantes socialistas al PP.

Las fugas, un fenómeno "volátil"

Fuentes del Gobierno daban por supuesto que el porcentaje de fugas iba a ser muy "volátil" a lo largo de este año pero que iría disminuyendo confirme se acercaran las generales. A falta de comprobar qué sucede en los próximos meses, el PSOE pone fin en marzo a tres meses malos, tras un periodo, desde después del verano, en el que había logrado contener el agujero al PP.

En julio del año pasado la rápida consolidación de Feijóo como líder del centroderecha le colocó por primera y única vez en el liderato del CIS. En ese momento la salida de votantes socialistas al PP era del 8,3%, aproximadamente 600.000 votos, una cota que solo se ha visto superada en febrero (8,8%, más de 630.000) que marca el peor registro.

Fue justo en el verano cuando Pedro Sánchez fue consciente de que debía frenar esa fuga y comenzó una campaña para desmontar a Feijóo como un buen gestor y un líder moderado, que dio resultados. En noviembre el trasvase se había aminorado y era de un 4,8%, en torno a 350.000. Pero el dato volvió a engordar rápidamente a finales de año, con la reforma de la sedición y la malversación y el posterior goteo de reducciones de condena a delincuentes sexuales en aplicación de la ley del solo sí es sí. En diciembre, subió al 6%, lo que suponía alrededor de 440.000 votos En enero, un 7%, por encima del medio millón. Hasta la eclosión del 8,8% de febrero, que disparó el dato: más de 630.000 votantes decían adiós. 

Necesidad de movilización

El ciclo alcista parece ahora acabado. Además, el PSOE gana ligeramente en fidelidad y mejora en voto directo. Pasa en un mes del 66,1% de personas que declaran que les volverán a votar al 68,1%. Pero el del PP es bastante más alto, entre el 78% y el 79%, según los dos últimos barómetros. De hecho, son los votantes socialistas lo que más tarde reconocen que decidirán su papeleta. El 35% lo hará cuando comience la campaña.

"Tenemos una fidelidad, los que nos votarían ahora que nos votaron en las anteriores generales, inferior a la del PP". En este punto, admiten, fuentes de Ferraz, existe "mucho margen de mejora". Tanto, añaden, "que solo movilizando a esos votantes el PP no tendría posibilidad de ganarnos". En el caso del PP ese dato ya es "muy elevado", por eso la opción de incrementarlo es limitada.

En datos directos, sin la estimación de José Félix Tezanos, el PSOE recorta la distancia con los populares, 23,6% de intención de voto ante un PP que baja 20,9%. En febrero los dos partidos estaban prácticamente empatados.

"Ya dijimos en septiembre que movilizábamos el partido como si estuviésemos en elecciones. Primero con lo que llamamos El Gobierno de la Gente, y ahora ya en precampaña pura. Las cifras de hoy del CIS no caen del cielo. Son fruto de mucho trabajo, de una organización movilizada desde los afiliados de base hasta el secretario general, explicando todas las medidas que ha tomado el Ejecutivo", destacan en Ferraz.

Pero, entre todas las tensiones que ha sufrido el Gobierno este último mes, se ha producido un conflicto, el enfrentamiento con Ferrovial, por su marcha a Países Bajos, que ha podido contribuir a mejorar la imagen del bloque socialista y del presidente, por haber plantado cara a la decisión. Probablemente también haya ayudado la orden de modificar la ley del sí es sí en solitario, incluso con la oposición de Podemos. Fuentes del Gobierno reconocían durante esos días que el coste electoral para ellos lo producían las rebajas de penas no la propuesta de reforma.