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Juicio en el TSJC

Laura Borràs, contra las cuerdas: las claves de la confesión de los dos acusados tras pactar con la fiscalía

Las declaraciones incriminatorias del informático Isaías Herrero y el empresario Andreu Martín sobre el fraccionamiento de contratos en la Institució de les Lletres Catalanes limita la defensa de la dirigente de Junts y la acerca a una posible condena

Laura Borràs, contra las cuerdas: las claves de la confesión de los dos acusados tras pactar con la fiscalía.

Aunque esperado, ha sido un jarro de agua fría para Laura BorràsDesde el momento en que se filtró que los otros dos imputados que con ella se sientan en el banquillo, el informático Isaías Herrero y el empresario Andreu Pujol, habían llegado a un acuerdo con la fiscalía para incriminarla, la posibilidad de que la presidenta del Junts salga bien parada disminuyeron. De ahí, que su defensa lanzara los dardos para boicotear ese acuerdo.

En una escrito previo a la primera sesión de la vista, su abogado, Gonzalo Boye, sacó su artillería y calificó a estos dos imputados de "coacusadores" y dejó caer que sus confesiones estaban "compensadas, bonificadas o pagadas". Una guerra que continúa en la sala de vistas, pero que no ha evitado que, este lunes, Herrero y Pujol implicaran directamente a Borràs en el fraccionamiento de contratos de servicios de informática cuando era directora de la ILC.

¿Qué actos han confesado el informático Herrero?

El informático Isaías Herrero ha admitido ante el tribunal que la presidenta de Junts "sabía", le daba instrucciones y se ponían de acuerdo los dos para fraccionar los contratos por servicios informáticos que le iba encargando desde la Institució de les Lletres Catalanes y que para ello presentaba el presupuesto real, que sería el que se aprobaría, y otros dos "comparsas" o falsos. En total, 18 contratos que no debían superar los 18.000 euros cada uno, el límite para otorgarlos a dedo, y por un importe global de 336.000 euros (324.000+ iva), entre 2013 y 2017.  "Acordamos dividir el trabajo en varios contratos", recalcó el imputado. A Herrero se le ha enseñado durante su interrogatorio los correos que le incautaron en su ordenador en la entrada y registro en su vivienda y en los que se encuentran los que se remitió con Borràs sobre el fraccionamiento de los contratos. "No debían superar los 18.000 euros", ha recordado.

¿Qué admite el tercer acusado?

El tercer acusado, el empresario Andreu Pujol, que también ha llegado a un pacto con la fiscalía, ha reconocido en la vista que estaba al corriente de que Borràs y el informático acordaron cobrar los trabajos para la ILC a través de diferentes contratos. En su declaración ha subrayado: "Seguí las instrucciones de Isaías". Además, ha aceptado que los conceptos de los servicios que figuraban en las facturas en ocasiones "se parecían" a los reales y otras no.

¿A qué pacto llegaron con la fiscalía?

Tanto Herrero como su amigo Pujol se comprometieron ante la fiscalía a incriminar a Borràs y declarar que era ella la que daba las indicaciones para fraccionar los contratos de servicios informáticos de la Institució de les Lletres. Los dos han cumplido este lunes y ahora la pelota está en el tejado de la fiscalía. Si no hay un imprevisto de última hora, las fiscales Assumpta Pujol y Teresa Duerto modificarán su escrito de acusación y rebajarán la petición de pena para cada uno de ellos. Provisionalmente reclaman para Herrero seis años de cárcel y para Pujol, tres años. La idea es que la condena sea inferior a los dos años de cárcel y, por lo tanto, ninguno de ellos ingrese en un recinto penitenciario. Pero lo tiene Borrás, que se enfrenta a una petición de seis años de prisión, lo que supone un riesgo de ser encarcelada si los tribunales la consideran culpable de los presuntos delitos de prevaricación y falsedad documental. Eso a parte de la inhabilitación que se le impondría para ejercer cargos públicos, lo que supondría el fin de su carrera política.

¿Cómo puede defenderse la presidenta de Junts?

La estrategia de Borràs ha tenido que cambiar radicalmente tras el acuerdo alcanzado entre la fiscalía y los otros dos acusados. Hasta principios de febrero, los fines eran los mismos y los abogados de los tres encausados tenían trazada una línea común para poder convencer al tribunal de que sus representados eran inocentes. Sin embargo, el acuerdo ha hecho estallar ese propósito por los aires. Como se ha podido observar en las primeras sesiones del juicio, los letrados de la dirigente independentistas juegan, de entrada, a intentar desacreditar a los otros imputados que, en su opinión, la han traicionado.

Por ahora, este propósito no lo han conseguido. Herrero y Pujol rechazaron contestar a las preguntas de la defensa de Borràs. Solo hubo un amago cuando los letrados de la expresidenta del Parlament quisieron dejar constancia, de que Herrero había sido drogadicto. Aunque esa estratagema tampoco les salió bien. Primero, porque el presidente del tribunal les retiró la palabra y, segundo, porque el mismo informático reconoció que había tenido problemas con la droga. Con este panorama, la lucha de la líder soberanista se podría centrar en intentar anular como prueba los correos electrónicos que dejaban constancia del fraccionamiento de los contratos o vertiendo sospechas sobre ellos.

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