Sin fecha aún la moción de censura, las dudas sobre cuándo Vox la registrará y en qué el momento el Congreso fijará el debate, no impiden que Moncloa haya marcada con un círculo rojo su celebración entre los asuntos relevantes de estos meses. El presidente del Gobierno y su núcleo de confianza le conceden toda la relevancia y han abordado cómo afrontar este procedimiento parlamentario aunque no tenga ningún viso de prosperar.

Evidentemente pesa que Pedro Sánchez llegó al poder a través de una moción de censura. Este hecho original obliga a encarar la cita con absoluta "seriedad". Aun con la sorpresa de que el candidato sea finalmente el economista Ramón Tamames, a quien Vox ha buscado como su virtual aspirante a la presidencia del Ejecutivo en vez de Santiago Abascal. "Respeto" por Tamames -que fue miembro de la Ejecutiva del Partido Comunista y fundador de Izquierda Unida- y por el instrumento de la moción de censura, señalan fuentes socialistas, que merece "consideración institucional".

El rédito político que pueda obtener el partido ultra después de esta operación no está nada claro. Abascal la anunció en diciembre y a partir de entonces comenzó la búsqueda de un independiente. Dos meses después sigue Tamames como única opción y en la cúpula de Vox insisten en que es “una buena idea”. Las tiranteces han sido obvias a raíz de su sobreexposición mediática. Algunos dirigentes reconocen a este diario “que lo único que no tenía que hacer era entrevistas”. Y los hechos hablan por sí solos: varios periódicos y casi todas las televisiones nacionales. Eso provocó fricciones entre Abascal y el economista, que ahora están cerrando los detalles del discurso que pronunciará.

La idea es pactar las líneas generales para que Vox pueda asumir los motivos que expondrá Tamames. Lo que está claro, relatan en la dirección, es que “las réplicas a los distintos portavoces no se podrán controlar”. Y no esconden un cierto temor a que esa parte de improvisación pueda “empañar o fastidiar” el resto. La idea sigue siendo también que Abascal tenga buena parte del protagonismo durante la intervención que hará presentando la moción de censura. En este momento Vox tiene la sensación de que son la tercera fuerza en la Cámara con escasa representación real y espacio en los medios de comunicación. “Necesitamos un debate así de largo para que nos escuchen”, zanjan.

El PP: "Solo gana Sánchez"

En cambio, para los socialistas, en este 2023 de larguísima campaña electoral, supone una nueva oportunidad de vender su gestión y contraponer políticas y modelos, ante la única alternativa posible que es la suma de PP y Vox. Así lo aseguran fuentes socialistas que confirman la intención de meter a Alberto Núñez Feijóo en el mismo paquete y hablar, como en otras ocasiones, de "la derecha y la ultraderecha". "La moción de censura a quien más problemas le genera es a Feijóo", defienden en el PSOE.

El PP, por su parte, tiene clara la estrategia que seguirá cuando llegue el debate: perfil bajo (“nuestro objetivo es que se pase página en cuanto acabe”, no esconden en Génova) y culpar a Vox de estar dando oxígeno a Sánchez. “Somos conscientes de que no hay votos para terminar con el Gobierno. Y esto implica regalarle una victoria parlamentaria que en este momento no consigue por la ruptura de su propia coalición”, reflexionan en la dirección nacional popular. El retraso para modificar la ley del ‘sólo sí es sí’ por la imposibilidad de que el PSOE e Irene Montero lleguen a un acuerdo, dicen, es solo un ejemplo más. “Esto les dará aire. Unirá a los dos partidos del Gobierno y el respaldo de los socios. Solo gana Sánchez”, repiten una y otra vez en el entorno de Feijóo.

El PSOE, contra Feijóo y la suma con Vox

El líder conservador defendió desde el primer momento que la iniciativa de Santiago Abascal era más contra el PP que contra el propio Sánchez. Los populares están convencidos de haber achicado el espacio a Vox, que ahora necesitan recuperar el foco como sea. Feijóo ha sido muy crítico con la elección de Tamames —“si fueras mi padre yo no te habría dejado hacer esto”, llegó a decirle al exdirigente del PCE según confirman en su entorno—. En todo caso, la intervención de los populares se dirigirá contra el partido proponente, dejando a un lado la figura del economista.

A diferencia del PP, los socialistas reiteran que "nosotros nos tomamos la moción de censura con mucha seriedad pese a que no hay motivos para su presentación y a que la intención de Vox es generar confusión y más crispación". Pero, insisten, que es a los populares a quienes provoca más incomodidad porque tienen que visualizar que "no son lo mismo pero a la vez deben mantenerse cerca". "Si se alejan mal y si se aproximan también", resumen en Ferraz.

"Es una oportunidad para contar que hemos hecho. Nuestro proyecto de país lo tenemos claro y se refleja en decisiones concretas que afectan a la gente. Y no hay alternativa a todo lo que estamos haciendo porque el antisanchismo no es una propuesta para España", sostienen fuentes del partido.

Se registrará "en poco tiempo"

Lo que aún está por ver es el calendario. Fuentes de la dirección de Vox aseguran que cuentan con “registrar la moción en poco tiempo” y no ven otra opción que celebrar el debate antes de las elecciones autonómicas y municipales. Señalan el mes de marzo como una posibilidad factible y apuntan a que hay “huecos” en la agenda parlamentaria que así lo permitirían. En realidad, la decisión sobre los días en los que el Congreso debatirá la moción de censura recae exclusivamente sobre la presidenta, Meritxell Batet. Pero en Vox recuerdan que la registrada por Sánchez (y que desbancó del poder a Mariano Rajoy) se celebró sólo unos días después. La que ellos impulsaron en 2020 se presentó a finales de septiembre y se realizó tres semanas más tarde. En función de que cuándo se haga puede ayudar a que el Gobierno se olvide, si aún no la ha dejado atrás, de la crisis interna sobre la reforma de la ley del 'sólo sí es sí' e incluso a potenciar su discurso macro -paralelo al de los barones- de los comicios del último domingo de mayo.