Horas después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) diera la razón al magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena y allana el camino para una nueva euroorden de detención contra el expresidente de la Generalitat y los 'exconsellers' Toni Comín y Lluis Puig, el Rey Felipe VI recordó en Barcelona a los nuevos jueces que empezarán a ejercer que "hoy sois también, no lo olivéis, jueces europeos", a la vez que sostuvo que su "independencia resulta imprescindible" para asegurar la "eficacia y la aplicación uniforme" del derecho de la Unión Europea y la "defensa de sus valores: la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos".

Felipe VI presidió este martes el acto de entrega de los despachos a los nueves jueces españoles, en el que han estado presente no solo las máximas autoridades judiciales catalanas, sino también miembros del Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) y su presidenneste en funcio, Rafael Mozo, y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Como representante de la Generalitat, acudió la 'consellera' de Justícia Gemma Ubasart, y del Ejecutivo español, la ministra de Transporte, Raquel Sánchez, y la delegada de Gobierno, Maria Eugènia Gay.

En su discurso, el Rey se dirigió a los nuevos togados para insistirles en que a partir de ahora adquieren un "compromiso firme e inquebrantable" con la institución de la que forman parte y ",en especial, con España y con los españoles". "En vosotros recae desde este momento la inmensa responsabilidad de tomar decisiones que afectan a tantos aspectos de la vida de los ciudadanos y a vosotros os corresponde, con vuestra labor diaria, merecer su confianza", afirmó.

Un valor fundamental

El monarca precisó que "la Justicia representa uno de los valores fundamentales de las sociedades democráticas como condición indispensable para la convivencia pacífica. Vuestra entrega a esta tarea revela una enorme vocación de servicio a vuestros conciudadanos y, en definitiva, a vuestro país". En este mismo sentido, evocó que el Poder Judicial, "como señala la Constitución", emana, como el resto de poderes del Estado, "del pueblo español, en el que residen la soberanía nacional" y que la pertenencia a la carrera judicial "supone por si misma un servicio a España".

Felipe VI ensalzó en sus palabras la independencia judicial que, enfatizó, es "la clave de bóveda de vuestra función, un baluarte que constituye la esencia del Estado de Derecho porque asegura el principio de separación de poderes que consagra nuestra Constitución. Por tanto, como tal, debe ser proclamada, preservada y respetada tanto a nivel institucional como individual". Esa independencia, subrayó, "va incluso más allá de los factores externos" y "alcanza vuestras propias condiciones personales", pues "lejos de ser un privilegio de los jueces, es la mayor garantía de la protección de los derechos de los ciudadanos".

El Rey aseveró que "el Estado de Derecho reclama de sus jueces una defensa firme de la Constitución y de la ley, proporcionando respuestas justas y ecuánimes a los problemas de los ciudadanos y ofreciéndoles un marco de certeza, estabilidad y seguridad jurídica como garantía de una sociedad libre; de una sociedad que, para desarrollarse en paz y concordia, confía en un Poder Judicial integrado por hombres y mujeres independientes, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley".