El Gobierno considera que la cumbre con Marruecos de esta semana puede sellar una relación bilateral que elimine para siempre las crisis diplomáticas que de forma periódica han protagonizado ambos países.

De ahí la importancia que el Ejecutivo otorga a esta cita de Rabat del 1 y 2 de febrero y a la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudirá junto a doce de sus ministros.

Ninguno de ellos de Unidas Podemos después de que esta formación haya sido muy crítica con la decisión de Sánchez de cambiar la política española respecto al Sáhara Occidental.

Pero el hecho de que no acudan no supone, según fuentes del Gobierno, que se haya eliminado de la agenda de la cumbre algún asunto de interés entre los dos países y que pudieran corresponder a las carteras de alguno de esos ministros.

Junto a Sánchez viajarán su vicepresidenta primera y tercera, Nadia Calviño y Teresa Ribera, respectivamente, y los ministros de Asuntos Exteriores, Interior, Justicia, Industria, Transportes, Inclusión Social, Agricultura, Educación, Cultura y Ciencia.

Todos ellos tendrán reuniones sectoriales con sus respectivos homólogos marroquíes, y Sánchez mantendrá un encuentro junto al primer ministro de este país, Aziz Ajanuch.

Ante la posibilidad de que el presidente del Gobierno sea recibido por el rey Mohamed VI, las fuentes citadas remiten a la Casa Real marroquí.

En cualquier caso, el Ejecutivo otorga una gran trascendencia a esta cumbre porque después de la reunión de Sánchez con Mohamed VI el pasado mes de abril y la declaración de los dos países que se hizo publica entonces, considera que la cumbre de Rabat será la de la normalización plena de las relaciones.

Roces diplomáticos

Pero además, existe el convencimiento de que servirá para sentar unas bases sólidas que permitan poner fin de forma definitiva a los roces diplomáticos que ha habido entre España y Marruecos de forma periódica.

El último de ellos fue a cuenta de la hospitalización en España y bajo identidad falsa del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, que fue respondida por Marruecos con una llegada masiva de migrantes irregulares a Ceuta sin que las fuerzas de seguridad de este país hicieran nada por evitarlo.

La relación se encauzó tras la carta que envió Sánchez al rey marroquí y en la que consideraba la propuesta de autonomía presentada en 2007 por su país ante el conflicto del Sáhara como la base "más seria, creíble y realista" para resolverlo.

En la cumbre se firmarán una veintena de acuerdos en diversos ámbitos.

Se espera avanzar en asuntos concretos como la apertura total de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla y hay asuntos que están pendientes de cerrarse en el transcurso de la Reunión de Alto Nivel.

Entre ellos la apertura de un Instituto Cervantes en El Aaiún, un objetivo sobre el que se ha venido trabajando y que el Gobierno afirma que aún no sabe si será uno de los frutos de la cumbre.

Destaca el Gobierno la trascendencia de la relación con Marruecos en ámbitos como el comercial, las migraciones o la seguridad y afirma que de todo ello se hablará en Rabat.