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Terrorismo yihadista

Un yihadista celebró en la prisión de Palma un atentado en Manchester

‘Marquitos’, que reclutaba combatientes, pintó una bandera de ISIS en el patio de la cárcel - Mantenía correspondencia con otros extremistas

El preso yihadista vive aislalado en un módulo en la cárcel de Palma. J. F. M.

Karin Abdeselam Mohamed, alias ‘Marquitos’, el preso yihadista más peligroso que cumple condena en la prisión de Palma, celebró en la cárcel el atentado que la organización terrorista a la que pertenecía realizó el 22 de mayo de 2017 en la ciudad británica de Manchester, al final del concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande. La acción terrorista ocasionó 22 muertos y 116 heridos. Fue reivindicado por Al Qaeda.

Este radical islamista cumple condena en la prisión de Palma. Fue detenido en el año 2013 en la ciudad de Ceuta por reclutar a jóvenes dispuestos a alistarse en la organización terrorista en Siria. La Audiencia Nacional le condenó a doce años de prisión, que cumple en la cárcel de Palma. Se le considera el preso más extremista de la prisión de la isla.

‘Marquitos’ ha sido recientemente absuelto por la Audiencia Nacional, que le juzgó por mantener una comunicación por carta con otros presos yihadistas que cumplían condena en otras cárceles de la península. El tribunal ha entendido que este grupo, formado por personas ya condenadas, no creó otra organización criminal construida en las cárceles.

A pesar de la absolución, la sentencia deja muy claro que Karim Abdeselam Mohamed no ha abandonado su posición radical y de hecho su deseo es una vez libre, tras cumplir condena, continuar su lucha.

Este individuo fue trasladado a Palma a principios del año 2016. Antes de su traslado protagonizó varias huelgas de hambre. Cuando tuvo conocimiento del atentado de la ciudad de Manchester, cometido en un estadio deportivo en 2017, le comentó a sus compañeros que este tipo de actos terroristas eran «necesarios para hacer frente a los ataques militares de los Estados Unidos y del Reino Unido contra la población musulmana». Además, añadió que «la intención de dicho ataque era la de dignificar a los creyentes y ser hostil solo con los infieles».

Este extremista está considerado un preso muy peligroso y, por tanto, se le somete a un régimen especial de vigilancia. Vive aislado en una celda y apenas tiene derecho a salir al patio una hora al día. Fue precisamente en el patio donde apareció pintada una bandera de ISIS, junto a unas frases escritas en árabe. Ninguna cámara pudo grabar el momento en el que se realizaba esta pintada, pero la cárcel, que denunció al preso, abrió una investigación por estos hechos.

‘Marquitos’ ya tuvo un incidente grave con otro recluso yihadista en otra cárcel en la que estuvo preso. No le gustaba la conducta desarrollada por su compañero, ya que en prisión no se estaba comportando conforme a la visión más radical del islam. Le recriminó que viera la televisión, usara pantalones cortos, fumara o escuchara música.

Desde su celda de la prisión de Palma envió cartas a reclusos presos en otros centros en las que les recordaba que en la tierra no se aplicaba las leyes de Alá, sino las de los hombres.

En las misivas, tal como había hecho en las primeras cárceles en las que estuvo, impuso lo que se denominó «programa en el patio». Consistía en establecer en los patios un programa de actividades que incluyera el rezo musulmán, hacer deporte y memorizar y leer el Corán.

En otras cartas también transcribía frases de la lucha armada y cánticos afines a la organización terrorista. Su objetivo era convencer a los presos yihadistas que no debían olvidar que «eran luchadores» y que debían continuar con la lucha cuando salieran de prisión. Exponía su tristeza ante las injusticias que padecían los luchadores y sostenía que la única solución a esta «injusticia era la yihad extremista». Y concluía haciendo una exaltación del martirio.

En la mayoría de cartas escritas por ‘Marquitos’, que no pasaban por el control de instituciones penitenciarias, invocaba plegarias en sus escritos en los que se pide a Alá que sus «enemigos sean degollados y destruidos, y los musulmanes glorificados».

El yihadista siempre ha venido pregonando entre sus compañeros presos que no deben mantener contacto con los otros reclusos que no profesen la religión musulmana.

Por lo que ha escrito este preso parece que tiene muy claro que cuando salga en libertad volverá a la lucha armada.

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