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Duelo entre socios

ERC y Junts se abocan a un diálogo contrarreloj para salvar al Govern

Las dos fuerzas orillan todo contacto en el aniversario del 1-O y lo fían todo a los posibles encuentros entre Aragonès y Turull este domingo

Jordi Puigneró y Pere Aragonès. Ferran Nadeu

El jueves por la noche, Jordi Turull y Laura Borràs anunciaron el envío de una propuesta para negociar la permanencia de Junts en el Govern. El plazo del ultimátum soterrado vence, según dijeron, el lunes a mediodía, cuando la ejecutiva de Junts dibuje la pregunta que responderá su militancia en la consulta de los días 6 y 7. La propuesta no se mandó hasta 24 horas después, el viernes por la noche. Y este sábado no ha habido ningún contacto entre ambas trincheras. Solo mensajes cruzados, a través de los medios, sobre todo de los republicanos, que consideraban la propuesta posconvergente como inaceptable. ERC y Junts, por tanto, se abocan a un domingo y, acaso, una matinal del lunes para solucionar un desencuentro de casi una década de vida. Por no decir de toda la vida.

Ese 'stand by' tiene como causa la propuesta en sí. La concreción de las tres demandas expresadas hace ya un mes y el añadido de una cuarta, la restitución del cesado vicepresidente Jordi Puigneró, ha colmado la paciencia republicana, que cree innecesario sentarse en una mesa a dialogar hasta que los posconvergentes "hagan una propuesta seria". Con todo, voces republicanas reconocían la más que probable existencia de contactos futuros entre Pere Aragonès y Jordi Turull. Pero el domingo "o el lunes", señalaron estas fuentes.

Subyace en el fondo la confirmación, a sus ojos, de una sospecha que recorrió los pasillos del Palau de la Generalitat y de la sede republicana de la calle de Calàbria. Que los posconvergentes no tenían ninguna intención de negociar seriamente y que la propuesta, cuyo envío al buzón de ERC se dilató hasta rozar las 24 horas desde que fuera públicamente anunciada, es solo una treta para dejar la pelota en el tejado de Aragonès.

Ante ello, el propio 'president', y a través de los medios de comunicación, reaccionó como un muelle y, al poco de recibir la propuesta, ya expresó que no eran demandas susceptibles siquiera de ser abordadas. En la mañana del sábado, este estado de opinión se extendió por todos los niveles republicanos.

"Va más allá de que exijan que se restituya a Puigneró. Este fue cesado por falta de confianza del 'president', es decir, o bien pretenden que la confianza vuelva de golpe o bien que Aragonès se coma sus palabras", apuntó una voz.

Y su análisis prosigue: "Además, reclaman, otra vez" como en la negociación para la propia investidura, "retornar al esquema de un espacio estratégico liderado por el Consell per la República", la entidad creada por Carles Puigdemont, "que se tenga que aceptar la delegación a la mesa de diálogo y negociación con el Estado que decida Junts"; es decir, la inclusión de figuras que no forman parte del Govern "y pactar conjuntamente tanto los Presupuestos Generales del Estado como la propia estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, obviando que ERC triplica los escaños posconvergentes en el Congreso". "Es una propuesta diseñada y ejecutada para dinamitar la negociación. Así que hasta que no manden algo que pueda ser negociado, nada", concluye esta voz.

Cómo será el enfado republicano que citan en último lugar una cuestión que, para ellos, era esencial hace unos días. Que la propuesta de Junts viene con cuenta atrás, es decir, es un ultimátum que vence a mediodía del lunes. Muchos republicanos creen ya insalvable la situación del Govern. Y todos coinciden en una cosa: el balón vuelve a estar en su tejado. "Ellos deciden".

La jornada del 1-O sirvió, además, para aumentar el mutuo resquemor. Fuentes de Junts se mostraban indignadas porque "Aragonès hubiera utilizado el mensaje institucional para 'colar' de nuevo la vía canadiense [la propuesta de acuerdo de claridad para un referéndum], a pesar del revolcón que se llevó en las votaciones del viernes en el Parlament". Para más inri, sin el voto en contra de los posconvergentes. ERC y 'comuns' se quedaron solos ante los votos de PSOE, CUP, Ciudadanos, PP y la ultraderecha. "Solo pedimos lo que firmamos hace un año y medio", razonó esta voz que ve en los republicanos "pocas ganas de negociar"

Por parte republicana, el discurso de Carles Puigdemont en la celebración del quinto aniversario del 1-O, los silbidos a Carme Forcadell y Marta Rovira, cuando se citó su nombre, y los gritos de "Aragonès, dimisión" les redobló en su creencia de que no hay nada que salvar. El 'expresident' negó, ante el aplauso de los congregados, que se tuviera que hacer otro referéndum (objetivo de Aragonès y de parte de Junts) y recordó al 'president', sin citarlo, que sus "votos provienen del desbordamiento democrático del 1-O" y que si alguien se aparta de ese camino "tendrá al Consell per la República", es decir, a él, "enfrente".

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