El primer juicio contra el excomisario José Manuel Villarejo ha quedado visto para sentencia, después de que el expolicía se presentara a sí mismo como la víctima de la película 'Algunos hombres buenos' al que se "aplicó el código rojo" por orden, según su versión, del "general Félix Sanz Roldán", exdirector del CNI, lo que atribuyó a que le había denunciado por "quedarse con gran parte del dinero de los fondos reservados destinado a los secuestros".

Hablando de sí mismo en tercera persona, con un parche en el ojo y sobre él las gafas, y definiéndose en todo momento de víctima de "un montaje" del sistema, en el que participaron la policía, los fiscales y los jueces, por haber denunciado a Sanz Roldán o a funcionarios del Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac) por supuestamente encubrir el rey emérito.

Atentados yihadistas

Entremedias, como es habitual en su deslavazado discurso, desgranaba supuestas irregularidades del procedimiento seguido en su contra, para las que citaba desde a 'Dora la exploradora' hasta teorías de la conspiración de los atentados del 11-M, como la mochila de Vallecas, que permitió dar con los terroristas yihadistas autores de la matanza.

Fue relatando con sus correspondientes fechas ciertos viajes a distintos destinos, como Siria, para supuestamente investigar los atentados perpetrados en 2004 en Madrid. O a la frontera marroquí, donde dijo que fue alertado en 2015 de un imán que había residido en Bélgica de la radicalización de un grupo de jóvenes, lo que tras los atropellos mortales de La Rambla y Cambrils de agosto de 2017 relacionó con el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty. Lamentó que en vez de investigarse lo que le había dicho su fuente, fuera ridiculizado.

Con contundencia negó que solo buscara enriquecerse con sus negocios que él define como propios de un agente de inteligencia. Villarejo se enfrenta a una petición fiscal de 83 años de cárcel por tres de la treintena de piezas abiertas en su contra: Land, Iron y Pintor. "¿Buscaba lucrarse cuando trabajaba para el Estado? ¿Cuando pidió a Corinna Larsen documentos comprometedores? ¿En sus acciones contra el GAL, los atentados de La Rambla, Pegasus y tantos otros?", sostuvo de sí mismo.

En contraposición aseguró que Sanz Roldán nunca había pagado nada de su bolsillo, ni "cuando fue a Londres a acosar a Larsen". Para a continuación atribuir a su causa la sustitución de Manuel Moix por Alejandro Luzón en Anticorrupción o la titularidad de Manuel García-Castellón del Juzgado Central de Instrucción número 6, tras haber sido juez enlace de Italia.

Hasta tal punto llegó la cosa, que la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, le tuvo que llamar la atención para que se centrara en el procedimiento y dejara aparte a Sanz Roldán o al expresidente del Gobierno Felipe González.

Villarejo, que trató de solventar la advertencia leyendo más rápida, terminó su alegato, con independencia de cuál sea su sentencia, mostrando al tribunal "su eterno agradecimiento por haberle dejado en libertad" antes de que empezar el juicio.